24 oct (EFE).- Un novedoso modelo con animales, elaborado por científicos argentinos, mostró que cuanto más tiempo los ratones de laboratorio sigan teniendo exceso de peso, más «irreversible» se torna la obesidad, según un artículo que publica hoy la revista Journal of Clinical Investigation.
Una investigación conjunta de la Universidad de Michigan y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) de Argentina ha arrojado luz sobre uno de los misterios más frustrantes de la pérdida de peso: por qué, inevitablemente, vuelve a ganarse el peso.
Con el paso del tiempo la condición obesa estática de los ratones reajusta el punto de peso «normal» del cuerpo que queda permanentemente elevado a pesar de las dietas que inicialmente contribuyeron a perder gramos, señalan los autores.
El modelo ha demostrado que la obesidad es, en parte, un trastorno que se autoperpetúa y los resultados enfatizan la importancia de una intervención temprana, en la infancia, para prevenir esa condición, cuyos efectos pueden durar toda la vida.
La autora principal del estudio fue Viviana F. Bumaschny, investigadora asistente en el CONICET.
La obesidad afecta a más de 500 millones de adultos y 43 millones de niños menores de cinco años de edad en todo el mundo, en tanto que las enfermedades relacionadas con la obesidad son las causas principales de muertes que podrían prevenirse.
Los individuos que tienen exceso de peso corren un riesgo mucho más alto de desarrollar diabetes tipo 2, hipertensión y enfermedades cardiovasculares.
Uno de los puntos fuertes principales de esta investigación fue un nuevo modelo con ratones programados para la obesidad que permitió observar el éxito de la pérdida de peso en diferentes etapas y edades con la activación de un conmutador genético que controla el hambre.
La activación del control inmediatamente después del destete impidió que los ratones comieran en exceso y se tornaran obesos. Igualmente, los ratones que mantuvieron un peso saludable como adultos jóvenes, sólo mediante una dieta estricta, fueron capaces de mantener un peso normal sin la dieta después de activado el conmutador.
Sin embargo, los ratones sobrealimentados crónicamente con el comienzo más temprano de obesidad jamás retornaron completamente al peso normal después del cambio en el conmutador, a pesar de una notable reducción en la ingesta de comida y un incremento en la actividad física.
Las nuevas conclusiones pueden generar preguntas acerca de la tasa de éxito a largo plazo de la restricción severa de calorías y los ejercicios extenuantes usados más adelante en la vida para perder peso. EFE