Cerca de 19 millones de venezolanos están convocados a las urnas para decidir entre Hugo Chávez, el actual mandatario, y Henrique Capriles, el candidato de la coalición opositora. El bolivariano acumularía 20 años en el poder. El antichavista, busca la hazaña.
Nada está resuelto en Venezuela. Por primera vez en 14 años, una elección presidencial se definirá voto a voto. El actual mandatario, Hugo Chávez, busca su cuarto mandato frente a un joven opositor, que logró encolumnar a 17 partidos antichavistas.
América Latina no está al margen de este proceso electoral. Cualquiera sea el resultado, las repercusiones serán colosales en la región. Muchos países –en especial los del ALBA- dependen de las ayudas venezolanas para subsistir, y muchos otros, tienen al Gobierno chavista como un aliado estratégico en la zona.
De hecho, varios mandatarios latinoamericanos, como el cubano Raúl Castro, el boliviano Evo Morales, la argentina Cristina Fernández de Kirchner, el uruguayo Pepe Mujica, el ecuatoriano Rafael Correa y el nicaragüense Daniel Ortega, ya expresaron públicamente su respaldo al bolivariano.
Chávez comprendió que esa concepción latinoamericana era una vía para sumar votos y, en cada oportunidad que encontró, hizo campaña con ese discurso como eje.
Su rival, Henrique Capriles, es un joven abogado Gobernador de Miranda que sorprendió a propios y a ajenos. Ganó con un amplio margen las elecciones primarias del último 12 de febrero y, poco a poco, fue consolidando su postulación. Encabezó una estrategia de cercanía con los venezolanos. Entendió que para visibilizar sus propuestas iba necesitar golpear puertas y caminar cada rincón del país.
La maquinaria chavista, con todos los recursos del estado al servicio del Presidente, hicieron que el esfuerzo por hacer llegar el mensaje de la oposición fuera doble. No era de extrañar, incluso, que en medio de un acto de Capriles, Chávez decidiera aparecer en cadena nacional, cortando cualquier posibilidad de difusión mediática antichavista.
Así, Capriles se cargó la campaña al hombro y, pueblo por pueblo, visitó los 300 lugares prometidos. En un principio habló con la gente casa por casa… pero a medida que la campaña avanzaba, logró que salieran a recibirlo en las puertas de cada pueblo. Su punto cúlmine fue la gran movilización en Caracas, del domingo 30 de septiembre, donde reunió a un millón de personas.
Las encuestas no son confiables en Venezuela, por esta razón, vaticinar un resultado es prácticamente imposible. Lo que sí se puede prever es que los venezolanos se volcarán a las urnas más que nunca y, quizás, esa sea la mayor novedad del proceso electoral.
El escrutinio está en manos del Consejo Nacional Electoral, un organismo dotado de gran reputación, aún cuando sus rectores (directores) responden directamente al Gobierno.
La oposición ya anunció que cree en el CNE y que no teme un fraude electoral. Eso sí, los primeros resultados se conocerán recién cuando la tendencia sea irreversible. Lo quiere decir que, si los pronósticos se cumplen y Chávez y Capriles pelean voto a voto, los resultados tardarán en llegar.