Una ceremonia en la que participaron líderes religiosos de varios credos marca este martes el 20º aniversario de una de las peores matanzas ocurridas en una prisión brasileña.
Un total de 11 reclusos murieron durante enfrentamientos con la policía antimotines, que ingresó en el complejo de Carandirú, en Sao Paulo, para hacer frente a un levantamiento en 1992.
Los parientes de las víctimas y abogados defensores de derechos humanos todavía reclaman justicia, alegando que muchos de los presos, que no iban armados, fueron ultimados a quemarropa.
La policía dice que actuó dentro del margen establecido por la ley.
Nadie ha sido hallado culpable de las muertes de los presos de Carandirú. La semana pasada las autoridades brasileñas fijaron enero de 2012 como fecha tentativa para el procedimiento judicial en el que se interrogará a decenas de policías que intervinieron en la operación.