El pasado sábado se llevó a cabo en las instalaciones del Autódromo Internacional de Yahuarcocha, la válida ‘600 km’ que pusó a competir durante cuatro horas y media a un grupo de selectos pilotos ecuatorianos. La jornada se vivía con normalidad, pero algo saltaba a la vista de los asistentes al evento.
La cerveza y horas más tarde el licor más fuerte, se veían en el lugar con total normalidad. Al ser un evento deportivo en el que se permite el paso a niños menore de edad, la realidad demuestra nuestra cultura alcohólica. No es posible que en un escenario donde se promueve el espíritu deportivo y la sana convivencia, los espectadores se den cita para beber y como música de fondo tengan el sonido de los motores. Inteligentes los comerciantes que hacen su ‘agosto’ en estos sitios.