La consabida frase de madre «la comida no se tira» ha llegado a la primera línea de la agenda política e informativa de la mano de los robos reivindicativos en los súper y de una crisis económica que llena los comedores sociales mientras los europeos tiran un tercio de lo que compran (179 kg persona/año).
Unas cifras que abruman y hasta avergüenzan en un país en el que 1,3 millones de personas acuden a los bancos de alimentos para poder alimentarse y los comedores sociales ven cómo se duplica el número de personas que tiene que recurrir a ellos a diario.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), cada año se arrojan literalmente a la basura 179 kilogramos por persona en la Unión Europea (UE) —89 millones de toneladas—, cuando los expertos advierten que el 60% de estos alimentos está en buen estado.
Para poner freno a esta situación en la UE se plantean clarificar el etiquetado de los productos (fecha de caducidad y consumo preferente) para reducir el desperdicio a la mitad en 2025.
La fecha de caducidad indica que, tras ese límite, el producto no tendrá probablemente las condiciones apropiadas y se considera que no puede comercializarse, mientras que pasada la fecha de consumo preferente el alimento puede estar todavía en estado y calidad satisfactorios.
54 bancos de alimentos
En el otro lado de la balanza están organizaciones como la Federación Española del Banco de Alimentos (Fesbal, reciente Premio Príncipe de Asturias de la Concordia 2012), que se organiza a través de 54 bancos de alimentos que el pasado año distribuyeron entre ese 1,3 millones de personas los alimentos que reciben de la industria y la distribución, y los que pueden adquirir con las donaciones.
Una maquinaria de 2.000 voluntarios se encarga de recoger los alimentos de las empresas donantes y prepararlos para distribuirlos entre las 7.000 organizaciones sociales a las que ayudan.
Desde Fesbal, Agustín Alberti explica que tienen un 40% más de solicitudes de organizaciones, «pero no podemos atenderlas todas».
Distribuyen galletas, arroz, leche, pasta, frescos, alimentos en perfectas condiciones, mermas y productos cuyo envase o etiqueta puede estar doblado, o con fechas próximas de caducidad que no soportan los tiempos de la distribución.
Aunque lo cierto es que la crisis ha reducido el volumen de productos que llegan a los bancos de alimentos con la fecha de caducidad cercana, ya que la distribución «los está poniendo a precios más baratos en los lineales», asegura Rosa Vinagre, voluntaria de Banco de Alimentos de Madrid.
Sin embargo, explica Alberti, hay acuerdos directos con empresas como Danone o Marcilla que proporcionan yogures y café, y las llamadas «Operaciones kilo», que organizan cadenas de distribución como Carrefour (que iguala la cantidad que han donado los clientes) o DIA, que ahora prepara una operación de recogida de alimentos en sus más de 300 tiendas de Andalucía, Cataluña y Zaragoza.
FUENTE: 20MINUTOS.ES