Siempre hemos tenido presente lo que implica la vecindad con Colombia y por supuesto que no nos referimos a esta nación en sí misma, sino por los grupos irregulares que cada día nos acechan más. A pesar de los esfuerzos de las fuerzas del orden por mantener la paz en los pueblos fronterizos, las cosas se vuelven cada vez más inmanejables. Ahora también resulta que miembros de las FARC operan en seis poblaciones de la provincia de Esmeraldas y que además financian la minería ilegal, que tanto ha afectado al país.
Se han aprovechado de las necesidades de los más vulnerables que ven a este oficio informal como su única forma de trabajar. Es necesario enfocarse a estos sectores ya que resultan un blanco fácil, para quienes quieren enriquecerse fácilmente.