Jue. Nov 21st, 2024

El aumento de sobrepeso y obesidad se ha traducido en un aumento de los casos de diabetes que han pasado a duplicarse en las últimas tres décadas. Sin embargo, no todas las personas con exceso de peso serán diabéticas. De hecho, hay muchos obesos que son resistentes al desarrollo de enfermedad metabólica, es lo que se denomina la paradoja de la obesidad. Pero, ¿cómo saber si al final esos kilos de más se transformarán en diabetes? Parece que la clave está en el abdomen.
Aunque han sido varios los estudios que han llamado la atención sobre la importancia de mantener un vientre lo menos voluminoso posible, el trabajo que publica ‘JAMA’ es el más extenso hasta la fecha y analiza también el efecto de la grasa abdominal sobre el riesgo de desarrollar diabetes y prediabetes. Parece que, según los resultados de esta investigación, tener una barriga prominente, no la gordura en general ni los típicos michelines, está independiemente asociado con un mayor riesgo sufrir estos problemas metabólicos.
A esta conclusión han llegado después de estudiar a 732 personas obesas (con un índice de masa corporal -IMC- de 30 o superior) cuya edad oscilaba entre los 30 y los 65 años y que al inicio de la investigación no presentaban ningún problema cardiovascular ni diabetes. A todos los participantes se les midio su composición corporal por absortiometría de energía dual de rayos X (una prueba que evalúa la densidad ósea) y por resonancia magnética. También se les realizó análisis sanguíneos para determinar ciertos biomarcadores relacionados con la resistencia insulínica, como las proteínas que produce el tejido graso o las relacionadas con la inflamación.
Tras un seguimiento de siete años, 84 participantes (11,5%) desarrollaron diabetes. El análisis de todos los valores evaluados demostró que tanto el exceso de grasa visceral (la que se sitúa de forma muy prominente en el abdomen) como un aumento en el nivel de aquellos marcadores sanguíneos relacionados con la resistencia a la insulina fueron asociados con la aparición posterior de prediabetes y diabetes. Sin embargo, aquellos participantes que tenían sobrepeso en general o grasa subcutánea abdominal (los denominados michelines) no tuvieron más riesgo de desarrollar diabetes.
«Nuestro estudio tiene implicaciones en la comprensión de las diferencias entre la obesidad metabólicamente sana y la patológica […] Nuevas herramientas son necesarias para identificar a los candidatos adecuados para realizarles modificaciones importantes en su estilo de vida y administrarles intervenciones terapéuticas, una de ellas podría ser la inclusión de la valoración de la distribución de la grasa», concluyen los investigadores de este estudio.
FUENTE: EL MUNDO.ES

Por vgongora