Un estudio internacional en el que participa el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) llegó a la conclusión de que los neandertales usaban plumas de aves rapaces y de córvidos con fines ornamentales, lo que según los investigadores pone en entredicho la teoría de que no poseían pensamiento simbólico y los acerca más a nuestra especie, el homo sapiens.
El trabajo se ha realizado a partir de los restos óseos de 21 especies de rapaces y córvidos encontrados en tres cuevas de Gibraltar, uno de los reductos donde más tiempo resistió la especie neandertal antes de extinguirse. Los análisis de los restos indican que de 124 individuos localizados, al menos 18 presentan en sus alas marcas de herramientas neandertales e incluso de dientes.
«Estas extremidades están destinadas a funciones de vuelo, son muy ligeras y apenas tienen carne, por lo que creemos que su uso no tenía un fin alimenticio, sino que empleaban las enormes plumas como posible ornamentación, tal y como siguen haciendo muchos pueblos indígenas en la actualidad», explicó el investigador del CSIC, Juan José Negro.
Los fósiles de Gibraltar proceden de diferentes estratos arqueológicos que abarcan miles de años y fueron comparados con datos de otros 1.700 yacimientos del Pleistoceno en Eurasia. Los resultados demuestran que la manipulación de plumas por parte de los neandertales «era una práctica extendida» y que no pudo ser aprendida porque los fechas son anteriores a la llegada de nuestra especie a la zona.
Según se pudo comprobar, los neandertales tenían predilección por las grandes plumas de color oscuro, como el quebrantahuesos, el buitre leonado, el milano real y el águila real. Muchas de estas especies formaban parte de la vida diaria de los neandertales: eran carroñeras y rapaces, moradoras de acantilados cercanos a sus cuevas. «Las plumas son objetos muy ligeros, aportan belleza y volumen. Fueron seleccionadas en la naturaleza además de para permitir el vuelo como ornamento de las aves, por lo que es lógico pensar que los neandertales hicieran lo mismo».
FUENTE: lnes.es/sociedad y cultura