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11 sep (EFE).- Jaime Munevar y María del Rosario Prada comparten el ser colombianos y vivir en Nueva York, pero también las secuelas de los atentados del 11-S, de los que hoy se conmemora el undécimo aniversario, y que se ha cobrado la vida de amigos en común como el bombero mexicano Rafael Hernández.
«Es una fecha que nunca voy a olvidar. Me han dado tratamiento sicológico, pero, ese dolor no lo podrán borrar de mi mente», dijo a Efe Munevar, que publicó «Sueño, pesadilla, paraíso», un libro de 119 páginas en las que recuerda tres momentos en que estuvo cerca de diferentes atentados y que hoy presenta en el Consulado colombiano.
El 11-S Munevar, ingeniero químico en Colombia, perdió un amigo y varios trabajadores latinos con los que solía conversar cada mañana, cuando concluía su jornada en un restaurante cercano a las torres, y ellos comenzaban la suya en el centro financiero.
Ese día, cerca de las ocho de la mañana, tomó el tren en la estación de transbordo de las torres que le llevaría a su casa, tras conversar con el grupo.
«Cuando llegué a Queens vi mucha gente en un restaurante y me pregunté qué partido de fútbol estarían transmitiendo, pero, como estaba tan cansado, seguí a mi casa, donde me esperaban mis hijos, que me abrazaron», dijo Munevar, quien recordó haber estado en dos lugares en la ciudad de Bogotá, en Colombia, donde también hubo atentados.
Munevar subió al techo del edificio donde vivía y allí fue testigo de cómo caía la segunda torre.
«Parecía un hongo. Me sentí impotente de no tener alas para volar y llegar hasta donde estaban mis amigos y conocidos para ayudarles. Esos dos edificios majestuosos no eran vulnerables para mí, fue duro ver que se desplomaron como un soplo», dijo Munevar, quien no pudo evitar las lágrimas al recordar la tragedia.
«No sabía el nombre de los trabajadores con los que conversaba, pero eran colombianos y ecuatorianos, y lo importante es que lo pasábamos bien», dijo Munevar, quien continuó trabajando en el restaurante durante nueve meses después de los atentados hasta que perdió el empleo, lo que le ha llevado a afrontar problemas económicos.
«Llevo varios días sin comer. Ayer me hablaron del museo para una entrevista… me siento muy mal, estoy sin dinero, no he probado bocado por varios días. Voy caminando con mi amigo, el bombero Rafael.. está en las mismas que yo, varios días sin comer», recuerda en su libro sobre el mexicano con el que vivió cuatro años, a quien encontró muerto el 25 de septiembre de 2011.
Pese a todo, el colombiano dijo estar agradecido con Dios por poder abrir los ojos cada día y haber recibido el apoyo de pequeños negocios para publicar su historia.
Al igual que su compatriota María Prada, voluntaria en las labores de limpieza, como cientos de inmigrantes, Munevar sufre ahora de serios problemas de salud: asma y laringitis crónica, rinitis, reflujo gástrico, estrés postraumático y depresión que le han impedido trabajar a tiempo completo.
«Muchos de los que trabajaron están enfermos y muchos han muerto, pero no les dan importancia porque son indocumentados. Hay muchos jóvenes profesionales con cáncer», dijo también a Efe Prada, conocida cantante en la comunidad colombiana.
Prada grabó un disco de doce temas, entre ellos «La sombra de la torre», que escribió dedicado a quienes trabajaron en la limpieza de la zona cero e inspirado en el bombero Rafael Hernández, quien ayudó en el rescate de las víctimas, y donará cuatro dólares por cada venta para ayudar a sus amigos enfermos.
«Hay gente en una situación económica cruel, que no tienen qué comer porque no les han dado un solo peso, y eso no será hasta dentro de dos años, cundo ya no haya ninguno vivo», dijo la mujer, quien dice que pese a sus recaídas, «Dios me ha dado voz para poder ayudar a mi gente». EFE

Por vgongora