Ecuador es un país amante del deporte, pero siente principal atracción por la Tricolor. Los partidos que enfrentan los seleccionados ecuatorianos se han convertido en una fiesta nacional que da como frutos la unión y la amistad.
Es gratificante notar como las calles se visten de fiesta, alegría y respaldo teñidos de los colores de la bandera.
Pero sin duda, la amargura es lo que viene después de esta campaña de apoyo. Borrachos en las calles, robos y accidentes de tránsito tiñeron de sangre nuestras calles la noche y madrugada del pasado sábado. Como un país con altos niveles de consumo de licor, es oportuno que las personas entiendan que el beber sin medida sólo puede ocasionar dolor en nuestras familias. Ser precavidos sin duda, asegurará nuestros días. Muy atentos con nuestros actos.