La Policía Nacional nuevamente enluta sus filas con la muerte del octavo uniformado asesinado en manos de criminales, que mantienen en alerta y suma preocupación al alto mando policial.
En esta ocasión, fue Ángel Homero Yanza Pazmiño, de 21 años, quien cumplía sus funciones en un destacamento del cantón Naranjal en la provincia del Guayas. El joven fue abatido por un delincuente que trató de robar un cargamento de juguetes que el gendarme custodiaba, mientras brindaba protección a la Reina del cantón que se dirigía hasta una fundación de niños para donarlos como parte de la obra social para las fiestas navideñas.
Yanza, que llevaba sirviendo a la institución desde hace 3 años, recibió un disparo propinado a la altura del rostro.
La herida le provocó instantáneamente la muerte. Sin embargo, fue trasladado hasta una casa de salud donde se comprobó su deceso. El asesino del joven policía huyó del lugar, sustrayéndose las pertenencias de su víctima.
El Comandante de la Policía, Juan Ruales, se mostró dolido por este triste acontecimiento, expresando su apoyo a los familiares del abatido y comprometiéndose a no descansar hasta ponerle un punto final a todos estos actos delincuenciales en el Puerto.
Blanca Pazmiño, madre del policía, aún no lograba reponerse del dolor de ver muerto a su «pequeño niño», como ella lo consideraba.
«Siempre le decía que se cuidara. Él era un buen hijo, muy cariñoso y un buen policía. No es justo que me lo hayan matado», manifestó con lágrimas Pazmiño.
En el Cuartel Modelo de Guayaquil, la institución del orden armó una capilla ardiente para velar sus restos. Allí, amigos, compañeros y familiares le dieron el último adiós a Ángel, expresando a viva voz: «¿Dónde están ahora los Derechos Humanos?».
En lo que va del año, la delincuencia organizada ha asesinado a los siguientes uniformados: César Augusto Vistin Estrella, Juan Carlos Gómez Jaramillo, José Antonio Vargas, Pedro Arcadio León Angulo, Juan Carlos Cortéz Hurtado, Abraham Quintero Gonzabay y Jacinto Orlando Vinueza Morán. (MV)