Condenada este lunes por el asesinato de un británico, la china Gu Kailai, una brillante abogada, es conocida principalmente por ser la esposa del alto dirigente comunista Bo Xilai, caído en desgracia.
Hace unos meses, Gu era una abogada internacional de renombre y escritora, madre de un hijo estudiante en la universidad de Harvard y esposa de un hombre del que se preveía que un día integraría el cenáculo supremo de los dirigentes chinos. Es decir, era una mujer que lo tenía todo.
Pero desde que fue detenida en abril, en un lugar secreto, hasta su juicio este mes, esa imagen tan idílica se fisuró. Al retrato de la mujer moderna, exitosa en lo profesional y con un alto nivel de vida, se añadió el de una persona versátil, con una infancia perturbada y sujeta a estados depresivos.
Condenada este lunes a pena de muerte conmutada en cárcel, Gu Kailai tendrá desde ahora la imagen de una asesina a sangre fría, capaz de haber envenenado con cianuro a Neil Heywood, un hombre de negocios cercano a la familia Bo.
La segunda esposa de Bo Xilai, de 53 años, se encuentra en el centro de uno de los peores escándalos de las últimas décadas en China. El destino de Gu ha estado estrechamente unido al de Bo Xilai -el ex jefe del Partido Comunista de la ciudad-provincia de Chongqing- desde que se conocieron a mediados de los años 80.
Al igual que el carismático Bo Xilai, hijo del veterano Bo Yibo, Gu es la hija de un eminente dirigente comunista, el general Gu Jingsheng, y estudió en la prestigiosa universidad de Pekín. La pareja se conoció en 1984, cuando Gu realizaba un viaje de estudios cerca de Dalian (noroeste) en el marco de sus estudios universitarios, en donde Bo ejercía sus funciones.
Se casaron dos años más tarde y, en 1987, tuvieron un hijo, Bo Guagua, quien una vez graduado en Oxford tenía planeado seguir sus estudios en Harvard con el objetivo de obtener un doctorado. «Se parece mucho a su padre, es ese tipo de personas extremadamente idealistas», dijo Gu al semanario Nanfang Zhoumo, recordando su primer encuentro con Bo Xilai, en una entrevista publicada en 2009.
Desde ese día Gu no se volvió a separar de Bo, renunciando a una beca de estudios en Estados Unidos, y afirmándose con el tiempo como una mujer trabajadora y ambiciosa.
Hasta el pasado marzo, cuando su esposo cayó en desgracia, la prensa de Chongqing la presentaba como un modelo para las mujeres de origen modesto. Pues, a pesar de venir de una familia influyente, la esposa de Bo Xilai no tuvo una infancia dorada. La Revolución Cultural (1966-76) fue una prueba para Gu, cuyos padres fueron arrestados y sus cuatro hermanas enviadas al campo para ser «reeducadas».
Gu tuvo que dejar la escuela para trabajar. En 1978, cuando los exámenes de admisión a la Universidad de Pekín fueron restablecidos, pudo inscribirse para estudiar Derecho y Relaciones Internacionales. En 1987 se convirtió en abogada y en 1995 abrió su propia oficina.
Gu puso su carrera entre paréntesis cuando su esposo llegó al puesto de jefe del Partido en la ciudad-provincia de Chongqing.