17 ago (EFE).- Investigadores de la Universidad de Harvard han diseñado un robot con capacidad de camuflaje, basándose en criaturas marinas como pulpos, sepias o calamares, informó hoy la revista Science.
Al igual que estos cefalópodos, el robot tiene un cuerpo suave, elástico y goza de gran flexibilidad.
El profesor George Whitesides, uno de los autores del estudio, explicó que la «robótica convencional es un área bastante desarrollada», y advirtió de que la mayoría de los equipos están construidos basándose en el plano corporal de un mamífero.
«Nuestra pregunta es: ¿Por qué tenemos que hacer eso ¿Por qué no pensar en los organismos que son suaves, que pueden tener estructuras y formas de movimiento diferentes y estrategias para el camuflaje?», insistió.
Este nuevo robot se elaboró a partir de polímeros de silicio y su movimiento está impulsado por bombeo de aire a través de pequeños cilindros incorporados en sus «patas».
El camuflaje que han desarrollado se basa en una red de pequeños canales por los que se bombean tintes para cambiar su apariencia.
Además de cambiar de color, estas máquinas pueden bombear líquidos calientes o fríos con el objetivo de poder lograr también un camuflaje térmico, así como utilizar líquidos fluorescentes para brillar en la oscuridad.
«La idea es que si usted tiene un sistema que puede simular el movimiento de los músculos muy bien y un sistema que puede transportar el fluido, mediante la combinación de los dos puede fabricar este dispositivo para adaptarse a un problema quirúrgico específico», dijo Stephen Morin, director del proyecto.
Pero además de las posibles aplicaciones quirúrgicas, este tipo de robots pueden tener otros muchos objetivos.
«Lo bueno de estos sistemas es que sus propiedades son muy diferentes a las de los robots convencionales. Pueden lograrse movimientos muy complicados en sistemas simples», añadió Whitesides.
Por otra parte, los costes son muchos más bajos que los de la robótica convencional.
«Para una misión de búsqueda y rescate, este tipo de robots podrían, en principio, usarse y tirarse. Si usó un robot de 25.000 dólares y lo envió a un edificio y el edificio se cae, entonces eso es un problema real. Si usted envía uno en el que invirtió 100 dólares y el techo se cae, pues no importa», dijo el profesor. EFE