Jue. Nov 21st, 2024

11 ago (EFE).- La selección de México que se ha proclamado campeona olímpica ha certificado hoy en la final ante Brasil lo que venía anunciando durante todo el torneo: que es un gran equipo, un equipazo, incluso sin su estrella, el lesionado Giovani dos Santos, sobre el terreno de juego.

El ‘tri’ que dirige Luis Fernando Tena no sólo ha sido capaz de sobrevivir a la ausencia de su gran referencia ofensiva, sino que se ha comportado como si no faltase. El hoy grande Marco Fabián ha recogido su testigo y, bajo su batuta, México se ha comportado como el equipo sólido, solvente y capaz de todo el campeonato.

Para ello, se ha apoyado en un guardameta, José de Jesús Corona, a la altura del evento que se jugaba y que ha sido clave en el oro alcanzado. Sin ninguna duda, el mejor portero del campeonato.

Corona, no obstante, ha contado con bloque defensivo por delante que ha estado superior. Hoy a la Brasil Neymar, Oscar, Marcelo, Damiao, Hulk y compañía no la ha permitido nada. Y cuando lo ha hecho era porque tenía ya el choque casi amarrado.

Aunque ha recibido un par de sustos importantes. El primero, el empate a dos de Senegal que llevó a la prórroga un partido de cuartos que luego los africanos tiraron por la borda. El segundo, el cabezazo de hoy de Oscar con el choque casi terminado que pudo ser el segundo gol y, por tanto, el empate con dos goles brasileños en el añadido.

Antes de esa última opción de Oscar, no obstante, Hiram Mier y Diego Reyes han dado una lección de lo que debe ser una pareja de centrales. A sus costados, Israel Jiménez ha estado firme para frenar junto con Javier Aquino a lo mejor que tiene Brasil, la banda izquierda con Marcelo y Neymar. Darvin Chávez en la izquierda ha tenido más trabajo con la salida de Hulk a la media hora de partido.

Como para Chávez, los peores momentos de la pareja de volantes mexicana ha sido cuando Brasil se ha desplegado con un 4-2-3-1. Pero Salcido y el ‘narigón’ Enríquez, sobre todo este último, abandonan el torneo triunfadores en su cometido.

Como Marco Fabián, creatividad y clase al servicio de las Chivas de Guadalajara y de un equipo tricolor olímpico a que ha dirigido con maestría. En la final, cada vez que ha aparecido ha provocado un incendio a Brasil. Como, por ejemplo, en los dos goles.

En el primero, presionando con inteligencia a un aturullado Rafael; y, en el segundo, poniéndose un guante de seda en el pie para que hacer de Oribe Peralta la portada, el titular y la imagen de todos los medios.

México esperaba para Londres al Chicharito Javier Hernández y se tuvo que conformar con Oribe Peralta. Bendito castigo. El ariete del Santos Laguna desequilibró la final con sus goles y dio a su país una de las mayores alegría de la historia. Definir como definió en el primer gol, en frío y en la primera jugada de una final, dejó claro de qué pasta está hecho.

En definitiva, un equipo, el de Tena, a la altura del éxito obtenido en un torneo lleno de trampas; de inicio, un grupo muy duro, el único que dio dos semifinalistas; en cuartos, el equipo más exhuberante del torneo, la Senegal de Pape Mopussa Konaté, que se mató con dos tiros al pie.

Ya en semifinales, la poderosa Japón, el mejor equipo hasta las ‘semis’, que encima se le adelantó en el marcador; y en la final Brasil, un equipo plagado de estrellas destinado a dar a la ‘verdemarelha’ lo único que le falta, el oro olímpico.

Pues no, el oro ha sido para México, un equipo de tal calado que incluso ha minimizado la ausencia de su gran estrella para acabar siendo, sin duda, el mejor equipo del campeonato. EFE

Por ccarrera