La muerte de 16 militares en el Sinaí desestabiliza la relación bilateral entre Egipto e Israel. Países históricamente en guerra.
El ataque del domingo que le costó la vida a 16 guardias fronterizos egipcios volvió la atención del mundo hacia una de las regiones más olvidadas del planeta, Sinaí. Una península de 60.000 kilómetros cuadrados habitada por solo unas decenas de miles de personas.
En las últimas horas, misiles lanzados por el ejército egipcio contra presuntos militantes armados en el norte de la península han dejado al menos 20 de estos hombres muertos, pero han hecho más que eso.
En lo político se puede decir que el Sinaí pertenece a Egipto, pero si uno habla con sus habitantes, no siempre saben responder si viven en África o en Asia o si se sienten egipcios.
Lo ocurrido el domingo pone en jaque al presidente egipcio Mursi ya que afectó tres de sus vínculos más sensibles y problemáticos: su relación con el ejército egipcio, con Hamas y con Israel.
Respecto a Israel, el gobierno el nuevo mandatario egipcio no se ha reunido con las autoridades de Israel. Además, el hecho de que los Hermanos Musulmanes hayan acusado al servicio secreto israelí de lo ocurrido en la frontera no parece colaborar para acercar a las dos partes.
Conflicto entre Egipto e Israel
Como puente entre dos continentes, el Sinaí ha sido invadido por derecha y por izquierda desde que las dos coronas de Egipto se unieron allá por el 3100 antes de Cristo.
Egipcios, persas, macedonios, romanos, babilonios, árabes, otomanos e ingleses han desfilado desde carros de dos ruedas empujados por caballos a vehículos blindados.
Pero en los últimos 60 años, el Sinaí también ha sido escenario de los cuatro conflictos bélicos entre Israel y Egipto (1948, 1956, 1967 y 1973) y sus habitantes.