El músico argentino Charly García el pasado sábado brindó al público quiteño una noche de recuerdos y de rock clásico, en una actuación para demostrar que está de vuelta, curado y sereno.
No perdió su música y estilo. En buena hora.
REGRESÓ CURADO
En un Coliseo Rumiñahui casi lleno, el rockero se reconcilió con el público ecuatoriano, a quien había decepcionado en 2002 con una actuación que murió después de la primera canción y acabó con el artista detenido durante dos días.
Esta vez Charly García se ha curado. Superó su adicción a las drogas y al alcohol para volver con su público sin perder el alma rockera, lejos ya de la polémica.
MOSTRÓ SU BIGOTE DICTADOR
Charly vistió un traje negro elegante, gafas y el famoso bigote de dictador a dos colores. El argentino arrancó la noche con “El rap del exilio”, con lo que dejó claro que nunca iba a olvidar el buen rock & roll y las canciones de siempre.
Entre el público, espectadores de todas las edades y estilos que coincidían en el asombro por la nueva imagen y talante de su ídolo, que parecía a veces distante, a veces cansado, pero siempre dispuesto a ofrecer buena música.
Charly García se amparaba en su piano de cola o se levantaba y bailaba o hacía gestos curiosos con manos y brazos.
UN SHOW QUE LLEGÓ AL ALMA
Pocas veces se dirigió el rockero al público, pero lo poco que dijo llegó a las almas de los presentes, como su escueto, “Gracias, Quito, he vuelto acá libre. ¿Quieren rock?”, fueron las palabras que dijo Charly y emprendió el show.
Dos horas duró el concierto en el que, por supuesto, sonaron sus temas más aplaudidos como “Demoliendo hoteles”, “Promesas sobre el bidet”, “Nos siguen pegando bajo” o “Rezo por vos”.
Lejos quedó el Charly que pateaba sus instrumentos y equipos o que provocaba a su público.
Dos veces tuvo que volver al micrófono García antes de despedirse, y con la canción “Deberías saber”, su nuevo tema, le dijo adiós a sus fanáticos, quienes quedaron satisfechos de verlo totalmente renovado.