Desde hace meses la rivalidad entre la primera dama de Francia, Valérie Trierweiler, y Ségolène Royal, exmujer del presidente François Hollande, echa chispas en la política francesa.
Después de su fracaso en las presidenciales francesas del 2007, Royal esperaba verse electa como diputada de la circunscripción de La Rochelle y así dar el primer paso para poder convertirse en la próxima presidenta de la Asamblea nacional. Pero su oponente, el candidato socialista disidente Olivier Falorni, echó a perder sus ambiciones, al ganar con el 62,97% de los votos.
“El tweet de Trierweiler, no ayudó”, opinó Ségolène Royal después de su derrota. La socialista se refería a una frase publicada la semana pasada por la primera dama de Francia en su página de la red social Twitter.
“Animo Olivier Falorni, quien no ha desmerecido, quien lucha al lado de los ciudadanos de La Rochelle desde hace tantos años con un compromiso desinteresado”, escribió Trierweiler, para apoyar al candidato disidente, mientras su esposo Hollande y los socialistas le habían otorgado su apoyo a Ségolène Royal.
Sin duda, la rivalidad política se suma a la situación familiar de la pareja: François Hollande estuvo casado con Ségolène Royal y tienen hijos juntos.