Vie. Nov 22nd, 2024

Un lustrabotas quiteño nos cuenta su historia y muestra que a pesar de las dificultades económicas se puede ser un buen padre.

De lunes a sábado, Luis Roberto Guevara Burbano se traslada del barrio de Atucucho al sector de la Plaza Grande. Este hombre de ojos grandes y piel canela, por la inclemencia de los rayos del sol, es lustrabotas y llega siempre, a su sitio de trabajo, a las 8h00. Y con una gran sonrisa, Luis Roberto acepta conversar con nosotros y contarnos su histora, la historia de un padre viudo que lucha con alegría para sacar adelante a sus tres hijos.
Luis Roberto tiene 38 años y cuenta con melancolía que su esposa murió hace 7 años y, desde entonces, él junto con su madre se han hecho cargo de Juan Elías, Jeniffer y Diana Guevara. Entre lágrimas, vuelve a sonreír y dice que él se considera un padre muy feliz porque les está sacando adelante a sus retoños.
Comenta que “gracias a Dios” su “trabajito” si le permite sobrevivir. Y con mucha seriedad, afirma que por el buen trabajo que realiza lustrando zapatos, él ya tiene su clientela fija y dice que por eso llega siempre a la misma hora para limpiarles los zapatos a los policías municipales, y, con un gesto de mucha modestia, cuenta que los guardaespaldas del Palacio Presidencial siempre lo buscan. “Cuando es un buen día gano $15 y cuando el día no ha sido tan bueno, alcanzo a reunir $6”. Pero afirma que jamás se da por vencido ya que cuando “hay poca plata” él se va a la Ofelia a seguir trabajando para completar los $10.  Sin duda, Luis Roberto nos muestra el lado distinto de la pobreza, a pesar de las dificultades económicas y las adversidades del destino, él ha decidido ser un padre feliz y se niega a ser parte de la estadísticas que hablan de la tragedia de la pobreza. Firme en su convicción de sacar adelante a sus “guaguas”, le brillan los ojos al decir que este domingo, les invitará un pollito a su familia para celebrar como se debe.

Oficio tradicional

Una de las particularidades del Centro Histórico es que aún acoge este tipo de oficios, los betuneros, dándole al centro un panorama diferente al de otros centros históricos del mundo, donde difícilmente se pueden encontrar este tipo de trabajos.

Vanessa Calle