31 may (EFE).- Una veintena de niños entregaron hoy 120 cartas a la Corte Nacional de Justicia (CNJ) para que resuelva contra un recurso de casación presentado por la petrolera Chevron, condenada por un tribunal del país a pagar una millonaria indemnización por cargos de contaminación en la Amazonía.
Los niños, acompañados de otra veintena de adultos, entregaron a los jueces de la CNJ las cartas y dibujos elaborados por ellos y otros menores afectados por la contaminación atribuida a la petrolera estadounidense.
Por su lado, James Craig, portavoz de Chevron, dijo a Efe que «en su desesperación por enriquecerse, los abogados demandantes ahora están recurriendo a la burda manipulación de niños, utilizándolos como escudo para desviar la atención del fraude perpetrado contra Chevron y avanzar su proyecto de extorsión».
Los niños cantaron una canción compuesta por ellos mismos y en cuya letra piden a la Texaco (adquirida por Chevron desde hace algunos años) que responda por los daños ambientales en la selva de Ecuador.
«La Texaco compañía destruyó la Amazonía ecuatoriana sin compasión/ dejando enfermedades sin curación/ pobreza, muerte y hambre en la nación/ (…) Cantando como canto en mi escuelita reclamo mis derechos al destructor», corearon los niños.
Texaco operó en las provincias amazónicas de Orellana y Sucumbíos entre 1964 y 1990.
Hace dieciocho años, cientos de habitantes de la zona demandaron a la petrolera en Estados Unidos, pero el juicio se radicó finalmente en la Corte de Sucumbíos, tribunal que en dos instancias condenó a Chevron a pagar 18.000 millones de dólares para reparar los daños medioambientales.
Según los representantes de esa compañía, el juicio celebrado estuvo lleno de supuestas irregularidades, por lo que ésta presentó un recurso de casación ante la CNJ.
Tras esa acción legal, Craig dijo que con el traslado del proceso de Sucumbíos a Quito la Justicia ecuatoriana tenía «una nueva oportunidad para rectificar la farsa judicial cometida en instancias inferiores».
Craig dijo esperar que la CNJ «revoque la fraudulenta sentencia y desestime la infundada demanda presentada contra la empresa».
Sin embargo, un grupo de afectados reiteró hoy que Texaco enterró residuos petroleros bajo la selva y que éstos se desplazaron con las lluvias, lo que contaminó las aguas de los ríos y provocó enfermedades a los habitantes de la zona, así como destrucción de la fauna y la flora, en su opinión.
Guilmo Morieta, una de las personas que participó hoy en la entrega de cartas a la Corte, dijo a Efe que padecía de una enfermedad desconocida en la piel y que la contaminación también afectó a un hijo suyo en la gestación.
«Nosotros lo que pedimos es que Chevron-Texaco se haga cargo de todo lo que hizo, lo que dejó, limpien, restauren, nos deje un ambiente limpio y no contaminado como nos lo dejó», resaltó Morieta.
Asimismo, enfatizó que «la contaminación ha sido más fuerte que una guerra», porque una arma acaba con la vida de una persona de golpe, mientras que la enfermedad la «mata lentamente».
El marido de Gladys Huanca empezó a tener manchas en la piel y luego se murió de cáncer, dijo a Efe la mujer, que cree que esto fue producto de la contaminación de Texaco, y ahora teme porque a su hija también le han empezado a salir marcas en su cuerpo.
Huanca quiere que la empresa remedie lo que hizo y pague el dinero para limpiar la zona y evitar que «los hijos no se sigan contaminando».
El abogado de los demandantes, Pablo Fajardo, calcula que hay alrededor de 30.000 personas afectadas directamente por la contaminación y 120.000 indirectamente.
Fajardo explicó a Efe que ayer presentaron una acción en Canadá para que se ejecute la sentencia y Chevron pague a través de sus activos en ese país a los afectados por la contaminación.
«Pronto empezaremos a cobrar hasta el último centavo de la deuda que tiene Chevron con la Amazonía ecuatoriana y ojalá empecemos a reparar el daño ambiental», destacó Fajardo, quien espera que en ocho o nueve meses Canadá resuelva su pedido.
Fajardo resaltó que en los próximos días anunciaran el inicio de acciones similares en otros países. EFE