El ‘héroe niño’ tiene un lugar importante dentro de la historia nacional, en la que es considerado parte fundamental de la Batalla de Pichincha.
La Batalla de Pichincha fue el escenario que lo convertiría en una leyenda, con su propia muerte.
Su participación en la Batalla de Pichincha, el 24 de mayo de 1822 ha sido narrada innumerables veces con varios adjetivos engrandecedores, creando un mito que antiguamente se enseñaba en las escuelas primarias ecuatorianas sobre un personaje con capacidades casi sobrehumanas, totalmente desmembrado por cañonazos, que sostenía incansablemente la bandera Independista casi con los dientes hasta finalmente morir en batalla.
La historial real es que Abdón Calderón, a pesar de haber recibido cuatro heridas de bala que al final le ocasionarían la muerte, prefirió permanecer inamovible en la línea de fuego. Al terminar el combate fue trasladado a la ciudad de Quito, donde murió a los 14 días de la batalla, un 7 de junio de 1822, al sucumbir ante la disentería.
Antonio José de Sucre en su parte de la Batalla del 28 de mayo del aquel año, habría anotado: “Hago una particular memoria de la conducta del Teniente Calderón, que habiendo recibido sucesivamente cuatro heridas, no quiso retirarse del combate. Probablemente morirá, pero el Gobierno de la República sabrá compensar a la familia los servicios de este oficial heroico”.
Es por esto que a pesar de que la participación de Calderón no fue tan épica como se la ha narrado desde inmemoriables años, resulta pues uno de los héroes dentro de las acciones independentistas, sobre todo dada su corta edad. Inició su carrera militar a los 16 años en la Batalla del 9 de octubre de 1820.