22 may (EFE).- Después de ocho temporadas en el Chelsea y de alzar la primera Liga de Campeones de la historia del club, el delantero marfileño Didier Drogba se despide de Londres consagrado como una leyenda «blue».
A pesar de sus 34 años, el ariete marfileño abandona la disciplina del Chelsea en uno de los mejores momentos de su carrera: elevado a la categoría de héroe por los seguidores «blue» tras haber cuajado un sensacional final de temporada que ha permitido a su equipo alzar la Copa de Inglaterra (FA Cup) y la Champions.
«Didier es, sin ninguna duda, una leyenda del Chelsea y formará parte de la familia del club. Se va en lo más alto después de la victoria del sábado», aseguró hoy el director ejecutivo de la entidad, Ron Gourlay, en un comunicado.
Después de que muchos dieran por acabada su andadura en el Chelsea el verano pasado y tras un comienzo de temporada tortuoso en el que perdió su condición de titular indiscutible, Drogba recuperó sus galones en la delantera con el técnico italiano Roberto di Matteo y dejó en el banquillo a un inseguro Fernando Torres.
Amo y señor desde entonces del ataque de los «blues», el marfileño ha liderado a su equipo hacia su primera Liga de Campeones, la única asignatura pendiente del conjunto londinense, con brillantes actuaciones ante el Nápoles, el Barcelona y el Bayern de Múnich en la final.
Tras haber cuajado una memorable semifinal contra el conjunto catalán, la leyenda del africano se agrandó aún más en la final ante el Múnich, en la que empató el partido en el minuto 88 con un potente cabezazo y marcó el quinto lanzamiento de la tanda de penaltis que le dio el trofeo a su equipo.
Nacido en Abidjan (Costa de Marfil) en 1974, su familia emigró a Francia huyendo de la pobreza cuando él tenía 15 años.
Fue en el fútbol francés donde este portentoso ariete empezó a despuntar, primero en equipos secundarios como el Le Mans o el Guingamp y después en el Olympique de Marsella, donde cuajó una gran temporada que le valió el billete para Stamford Bridge en 2004.
Durante ocho temporadas en el Chelsea, Drogba no solo ha arrollado a las defensas rivales que se han interpuesto entre él y el gol, sino también a todos los grandes delanteros que el millonario propietario del club, Román Abramóvich, ha fichado año tras año a golpe de talonario.
Estrellas como el argentino Hernán Crespo, el francés Nicolas Anelka, el ucraniano Andriy Shevchenko o el español Fernando Torres han visto como su papel en el equipo «blue» quedaba relegado a un segundo plano por la voracidad goleadora del africano.
Convertido en ídolo y referente de todo un continente, el marfileño ha utilizado su popularidad para promover proyectos humanitarios en África y para intentar poner fin a la guerra civil que afectó su país el año pasado.
Con 156 tantos en 273 partidos con el Chelsea, Drogba se ha consolidado como uno de los mejores delanteros del planeta, condición que refrendó el pasado sábado en el Allianz Arena.
Orgulloso y luchador, Drogba se despide del Chelsea, sin decir su próximo destino, antes de perder el incuestionable protagonismo que ha tenido durante los últimos ocho años y después de poner en Múnich el broche de oro a su relación con los «blues». EFE