Jue. Sep 19th, 2024

Es difícil escribir sobre un ídolo que se encuentra atrapado en su propio cuerpo, inactivo y postrado. Sin ser familia, sin ser amigo, sin ser, siquiera, un conocido; su condición afecta los sentidos, da pena e impotencia.

Parece irreal, es como si a un súper héroe de historieta le quitaran los poderes y quedara a merced de todos sus enemigos. Lo único que quieres hacer es dar vuelta la página y ver cómo sale del problema y recupera sus energías.
Lamentablemente, en esta historia, el capítulo parece eterno, nunca se acaba y ya ha tardado dos años en cambiar de rumbo.
El 15 de mayo de 2010 (es decir, mañana martes se cumplen dos años), Gustavo Cerati estaba en Venezuela para realizar un show en la Universidad Simón Bolívar de Caracas. Al terminar la presentación, se encaminó hacia su camarino, cansado y sin energías. Así inició un viaje sin retorno a un lugar del cual aún no regresa.
Adrián Taverna, amigo y sonidista del argentino, lo acompañaba entonces y relató en diciembre del mismo año a la revista Rolling Stone que, justo cuando Gustavo salió del camarino para tomarse unas fotografías, “lo miré y estaba blanco, con los ojos desorbitados y la boca abierta. No me lo olvido más en mi vida.»
El amigo del músico le preguntó si le pasaba algo, pero él no pudo contestar. Unos minutos después, Cerati estaba siendo trasladado a la clínica La Trinidad. Al llegar al lugar, éste se encontraba sin luz y tuvieron que moverlo hacia otro centro de salud para realizarle estudios hasta que la clínica recuperara la electricidad.
De regreso en La Trinidad, el argentino fue internado aún consciente, pero sin poder hablar. A la mañana siguiente, según señaló Taverna a Rolling Stone, el cantante se tomaba el brazo derecho que ya no le respondía. Luego, caminó hacia el baño y “cuando entró se ve en el espejo, se quedó quieto y empezó a tocarse la cara. Se miraba como extrañado, se tocaba, me miraba a mí por el espejo y después se volvía a mirar, perdido. Tenía medio dormida la comisura derecha de la boca”.
Al día siguiente, la pesadilla empeoró. Unas enfermeras encontraron a Gustavo Cerati sacudiéndose en la cama y tomándose la cabeza con gestos de dolor. Para Taverna “Ahí fue cuando se le produjo el ACV”.
Entonces, en medio de un examen, el ex Soda Stereo se durmió y entró en un coma profundo. De eso, han pasado dos años. El músico fue trasladado a Argentina, estuvo cuatro meses en el Instituto Fleni y ahora reposa en la Clínica ALCLA.
Para los fans, amigos y familiares, la esperanza se ha vuelto la mejor compañera a la hora de esperar y opacar un poco el dolor.
Cecilia Amenábar, ex esposa de Cerati y madre de sus hijos Lisa y Benito, comentó a revista Paula fines de abril que “desde que Gustavo está en coma, es como que se apagó la mitad de mí” y agregó que “he estado completamente dedicada a darle soporte emocional a mis hijos. Por primera vez en mi vida dejé de trabajar. Pero es bueno detenerse cuando te pasa de todo en la vida y ver qué dirección tomar. Apenas he hecho de DJ en un par de ocasiones, ya que no tengo la energía ni el ánimo de divertir a otra gente”.
Lisa Cerati contó en la misma entrevista que “en Twitter recibo muchísimos mensajes preciosos que me llegan y me ayudan, y también están esas personas que se aprovechan para enviar malas vibras. Es muy difícil lidiar con tener una vida, entre comillas, pública; es una mochila que tengo que llevar conmigo todos los días, me guste o no, y me asusta. Nunca nadie me enseño. Nadie lo vio venir”.
Por su lado, Benito, el hijo mayo de Gustavo, señaló a La Tercera, en febrero de este año, que “lo sigo teniendo siempre presente en todo lo que hago. Ya sea escuchando sus canciones o hablando con él, donde sea que esté, lejos o cerca”.
De sus familiares directos, hay una persona que no se ha alejado de la cama en la que descansa hoy Gustavo Cerati, su madre Lilian Clark.
Ella es el mayor símbolo de esperanza y fe respecto a la condición del músico. Desde el primer día en que se supo su estado, Lilian no ha bajado los brazos por su hijo.
El martes pasado, la madre de Cerati habló con DiarioVeloz.com de Argentina, y declaró que “la información técnica la tienen los médicos que son muy cautos, pero la impresión que yo tengo es que él no va para atrás. El escucha, ya está comprobado, está absolutamente entero, fuerte, no abre los ojos, pero reconoce a quienes estamos a su lado”.
Además, Clark descartó por completo la opción de eutanasia para con su hijo, sentenciando que “Gustavo no tiene muerte cerebral, por lo que ni se me pasa por la cabeza, es una cuestión delicada”.
Así pasan los días de un héroe sin poderes, dando señales que aún puede levantarse, mientras todos esperamos que, de una vez por todas, se de vuelta la página y podamos leer una nueva historia.

Por kochoa