La canciller alemana Angela Merkel afirma que no es un problema que Hollande sea socialista, ella solo espera cooperación de Francia.
Angela Merkel, aguarda al presidente electo francés, François Hollande, “con los brazos abiertos”, pero con el pacto fiscal bajo cerrojo, convencida ahora de que la austeridad no está reñida con el crecimiento y, también, de que el gran desafío no está en París, sino en Atenas.
El pacto fiscal no es renegociable, como no lo es ningún otro tratado europeo tras unas elecciones en un país, “porque de ser así no se podría trabajar en la UE”, afirmó la canciller, respecto a la victoria del socialista francés sobre quien fue el gran aliado de Merkel en los últimos años, Nicolas Sarkozy.
Al nuevo inquilino del Elíseo se le recibirá en Berlín “con los brazos abiertos”, insistió Merkel, y con él se trabajará “intensamente” en busca de una fórmula para resolver el “quid” de la cuestión: “Lograr a la vez una consolidación presupuestaria y un crecimiento sólido”, ya que “lo uno no va sin lo otro”.
Esta convicción no es nueva, ni precipitada por la victoria de Hollande, defendía Merkel, sino que está desde hace tiempo “incorporada a las discusiones” en el seno de la UE, lo mismo que un pacto para impulsar la creación de empleo. EFE
Los socialistas franceses
Los socialistas franceses aseguraron a Angela Merkel que con François Hollande como presidente habrá una “colaboración constructiva”. “No aspiramos a provocar una crisis, la relación de amistad franco-alemana seguirá siendo un elemento estructural de nuestra política”, afirmó el director de campaña de Hollande, Pierre Moscovici. Hasta el momento Hollande y Merkel coinciden en la voluntad de desarrollar una fructífera y estrecha cooperación pese a sus diferentes posturas especto a las políticas de austeridad y de crecimiento.