Con decepción hemos visto la posición de la mayoría de artistas ecuatorianos, en cuanto a la política. Puesto que sostienen que la cultura y el arte no se entremezclan con la política o que quizá ensuciarían la ‘magnanimidad’ del arte involucrándolo en este ámbito. Pero lo cierto es que más bien resulta una especie de ‘pereza mental’ de este gremio, ya que se queja de la falta de políticas y la falta de apoyo gubernamental hacia estas causas; pero quizá sean ellos mismos los llamados a fabricarlas. No es cuestión de protestar y quejarse de lo que no se tiene, sino de tomar cartas en el asunto. El arte no deja de ser arte, si se buscan las maneras de tener mejores espacios dentro de lo institucional y sobre todo de tener mejores condiciones para desarrollar un campo que en este país, es aún demasiado joven.