9 abr (EFE).- Corea del Norte ultima los preparativos para el inminente lanzamiento de su satélite Kwangmyongsong-3, a pesar de que países como Corea del Sur y EEUU le han instado a desistir del plan, que consideran una prueba de misiles encubierta.
Las tres etapas del cohete portador Eunha-3 («Vía Láctea 3» en coreano) ya se encuentran ensambladas y ubicadas en la plataforma de lanzamiento de Sohae, en la provincia noroccidental de Pyongan del Norte, según indicó hoy agencia estatal norcoreana, KCNA.
Tras completarse la carga de combustible, último paso necesario antes del lanzamiento, el proyectil estará listo para despegar en algún momento entre el jueves 12 y el lunes 16, indicó por su parte la televisión norcoreana, KCTV.
El lanzamiento del cohete, de 91 toneladas de peso y 30 metros de longitud, coincide con las celebraciones en Corea del Norte por el centenario, el próximo domingo, del nacimiento de Kim Il-sung, fundador de un régimen comunista anclado en la realidad bipolar de la Guerra Fría y caracterizado por el extremo culto a sus líderes.
En una campaña orientada a demostrar que su proyecto espacial persigue fines pacíficos, Corea del Norte organizó una exhaustiva y poco habitual visita a la base de Sohae para unos 60 periodistas de 19 países y expertos en ciencia y tecnología extranjeros.
Allí, las autoridades del Comité de Tecnología Espacial norcoreano mostraron a los asistentes el cohete Eunha-3, que parte de la comunidad internacional concibe como el prototipo de un futuro misil de largo alcance que podría portar ojivas nucleares.
Además del polémico cohete portador, los periodistas y expertos observaron el satélite que Corea del Norte planea poner en órbita, el Kwangmyongsong-3, equipado con cámaras y antenas y cubierto de paneles solares, informó hoy KCTV.
Una vez en órbita polar, el satélite «recopilará información sobre distribución de recursos forestales en el país, gravedad de los desastres naturales, estimación de cosechas, previsiones meteorológicas y estudio de los recursos naturales», aseguraron las autoridades norcoreanas a los presentes.
La inusual muestra de transparencia de Corea del Norte, que prometió respetar las normas internacionales en el lanzamiento, no ha cambiado un ápice las posturas de EEUU y Corea del Sur, que apoyados por varios países y la ONU han instado a Pyongyang a dar marcha atrás a su nueva supuesta aventura espacial.
Los aliados occidentales creen que el tercer lanzamiento al espacio de un cohete de largo alcance norcoreano -los dos anteriores tuvieron lugar en 1998 y 2009- viola la resolución 1718 del Consejo de Seguridad de la ONU, que prohíbe al país comunista realizar ensayos balísticos, de misiles o nucleares.
El brazo ejecutivo de Naciones Unidas acordó esta resolución, que incluye duras sanciones, en 2009, cuando Corea del Norte realizó un ensayo nuclear un mes y medio después de lanzar -sin éxito, según expertos internacionales- el satélite Kwangmyongsong-2 en abril.
A la inquietud por el próximo lanzamiento se suma el temor a otra prueba nuclear del país comunista, especialmente después de que recientes fotografías satelitales hayan revelado movimientos inusuales en la base de Punggye-ri, al nordeste del país y donde Corea del Norte realizó el ensayo atómico de 2009 y otro en 2006.
Las imágenes muestran la excavación de túneles en su fase final, según fuentes de los servicios surcoreanos de inteligencia citados por la agencia local Yonhap, que interpretaron que Pyongyang «realiza preparativos clandestinos» para su tercera prueba atómica.
En paralelo, Corea del Norte afronta esta semana una intensa agenda política, ya que al centenario de su fundador el domingo (la fecha más señalada de 2012 en el calendario del país) precederá una importante conferencia del Partido de los Trabajadores este miércoles y una sesión de la Asamblea (Parlamento) el viernes.
En la conferencia del miércoles se podría hacer oficial la promoción del joven líder Kim Jong-un al puesto de secretario general del partido único, un puesto que ostentaba su padre, Kim Jong-il, fallecido en diciembre.
Esta eventual promoción supondría un paso más para consolidar la sucesión dinástica, mientras en la sesión de la Asamblea, la primera desde la muerte de Kim Jong-il, el joven sucesor podría ser nombrado presidente de la poderosa Comisión Nacional de Defensa. EFE