Varios compatriotas que han buscado oportunidades lejos de tierras ecuatorianas, se sienten inconformes con la forma de vida y el trato que reciben en el extranjero. Ese es el caso de Lucía Pachacama, una joven migrante, que en esta edición nos hará partícipes de su inconformidad.
«Nueve años atrás, tomé la decisión de dejar mis estudios universitarios y viajar a Italia. Mi familia atravesaba por una situación difícil y tenía que ayudarles de alguna manera.
Cuando llegué, sufrí un shock al darme cuenta que Italia no era ninguna maravilla. La gente es demasiado racista. Para ellos, los latinoamericanos no valemos nada.
No somos dignos de un buen trabajo, solo nos toman en cuenta para limpiar. Piensan que somos unas máquinas sin cerebro y eso me molesta.
Los latinos tenemos muchas capacidades, muchas veces estamos más preparados que ellos, pero nos ven por encima del hombro, porque venimos de países pobres.
En los hospitales, no se conduelen de nosotros. Nos atienden solo cuando nos estamos muriendo y eso no es justo.
No me gusta vivir allá, por eso dentro de dos años voy a regresar a mi patria. Estoy esperando hasta acabar mi carrera y también quiero ahorrar un poquito más.
Me casé con un ecuatoriano y tenemos una hija llamada Jeymi. Mi esposo y yo, decidimos traerla al Ecuador y dejarla al cuidado de mi hermana, para que termine los estudios.
Allá la educación es buena, pero no toman en cuenta a los niños americanos. Además, la sociedad es muy liberal y no me gustaría ver a mi hija consumiendo drogas, tomando y fumando a temprana edad.
La Universad Técnica Párticular de Loja, puso una extención en Italia, eso me ayudó mucho para estudiar. Sigo matemática pura y además fisioterapia.
A todos los migrantes les pido que no se conformen limpiando casas. Estudien para que demuestren que somo gente valiosa. Poseemos gran capacidad.