Vie. Nov 22nd, 2024

5 abr (EFE).- La publicación de cuadernos escolares con el retrato de Iósif Stalin ha provocado la indignación de políticos e historiadores rusos, que exigen que el Gobierno los retire de las librerías, donde han alcanzado un récord de ventas.

«¿Stalin en los cuadernos escolares? Absurdo, torpe e inepto. Que el que tuvo esa idea se los compre a sus hijos», aseguró el veterano cantante y actor Mijaíl Boyarski, quien nació en 1949, cuando el dictador aún dirigía con mano de hierro la Unión Soviética

Los cuadernos, que llegaron a las estanterías el mes pasado, pertenecen a una serie dedicada a personajes ilustres de la historia de Rusia como Catalina la Grande, el compositor Serguéi Rajmáninov o el padre del programa espacial soviético, Serguéi Koroliov.

«¿Cómo podemos excluir a Stalin de una lista de personajes históricos? Guste o no, tuvo un papel muy significativo en el siglo XX», aseguró a Efe Artiom Bilán, director artístico de la editorial «Alt» que publicó los cuadernos.

No obstante, lo que más ha indignado a sus detractores es que en la portada se presente al tirano comunista en un marco dorado como el «Generalísimo», con una casaca militar repleta de condecoraciones como la de Héroe de la URSS o la Orden de Lenin.

«Cuando los niños ven esa imagen, con él tan apuesto, con el bigote, las medallas, todo rodeado de oro, lo ven como un héroe. Esto es un claro ejemplo de amoralidad», denunció el periodista e historiador Nikolái Svanidze.

A decir verdad, el cuaderno de 48 páginas dedicado a Iósif Dzhugashvili (Stalin) incluye en la contraportada una pequeña biografía y varias fotos de su etapa de revolucionario clandestino y de mandatario comunista.

«Los niños e incluso los universitarios rusos no saben quién es Stalin. Por eso, nosotros no sólo tratamos de vender el mayor número de ejemplares, sino también de contribuir al conocimiento de la historia», adujo Bilán.

El texto reconoce que Stalin «es una de las figuras más controvertidas de la historia rusa y mundial»: «Para unos es casi el mismo Demonio y para otros es el mayor líder de todos los tiempos».

«En total, durante los años de mandato de Stalin fueron fusiladas (…) más de 640.000 personas, 2,4 millones fueron enviados al GULAG y 760.000 deportados», reza.

Las fotos también exponen las dos caras del personaje: una foto de Stalin con su hija, imágenes de las penurias sufridas por el pueblo durante la industrialización estalinista y de los tristemente célebres campos de trabajo.

«No es una apología o un panegírico. Los métodos de Stalin fueron demenciales, pero no se le puede comparar con Hitler. Esperábamos alguna crítica, pero no una polémica tan grande. Los cuadernos no son para primaria, sino para secundaria», apuntó Bilán.

El ministro de Educación ruso, Andréi Fursenko, describió los cuadernos como «un fenómeno negativo», pero agregó que carece de facultades para ordenar su requisación de las librerías.

«¿Qué puedo hacer? ¿Quién puede hacer algo? Los cuadernos no son ni siquiera un manual. Si no contradice la ley, cualquiera puede publicar lo que le venga en gana. La legislación prohíbe la pornografía y la simbología nazi», dijo.

En cambio, algunos políticos y escritores creen que el ministerio sí puede adoptar una norma que impida la publicación en un contexto positivo y heroico de retratos de un personaje histórico que sea considerado «un verdugo» de millones de inocentes.

Entre los que más han criticado los cuadernos se encuentran varios miembros de la Cámara Pública, órgano consultivo del Kremlin, y organizaciones de derechos humanos como Memorial, que defiende la rehabilitación de los represaliados soviéticos.

«Esto es, por supuesto, propaganda estalinista. Stalin jugó un papel terrible en nuestra historia. Un estudiante hace un problema de matemáticas o estudia geografía, mientras delante tiene a Stalin. Esto tiene una enorme influencia en su subconsciente», advirtió Arseni Roguinski, historiador de Memorial.

Al respecto, Bilán asegura que la editorial no tiene intención de suspender la comercialización de los cuadernos, cuanto más que la polémica ha multiplicado las ventas.

«Ni la Cámara Pública ni Memorial son órganos legislativos para exigirnos que retiremos nuestro producto del mercado. Si lo decidiera la Duma (Cámara de diputados), sería el fin de la libertad de expresión en Rusia», dijo.

La venta de los cuadernos se ha disparado desde el estallido de la controversia, por lo que las librerías moscovitas se han visto obligadas a aumentar el número de pedidos.

«Cuando vi el reportaje en televisión me indigné, pero al ver el ritmo de ventas, se me pasó el enfado», dijo a Efe una de las empleadas de la cadena de librerías «Moskovskiy Dom Knigui», donde el célebre cuaderno se ha convertido en «líder ventas» gracias al interés despertado en los adultos, que no en los niños.EFE