Vie. Sep 20th, 2024

Dos golazos soberbios de cabeza, devolvieron la calma a la tienda amarilla, abatida en los últimos tiempos por una campaña desastrosa, que amenazaba lanzarle sin contemplaciones a la ‘caldera del descenso’.
El Bellavista de Ambato, como en el 2000, fue el escenario de otro partido de ‘vida o muerte’. Otra vez frente a Macará, que siempre se cruza en el destino con perfiles de martirio del ídolo del Astillero.
Fue una victoria heróica, la del equipo del ‘Chocho’ Llop.
Jugó al ataque, arriesgó desde el arranque, metió cerca de los palos al local, en una importante fracción del encuentro, reaccionó con la desventaja en el tablero, tras el gol del argentino Ferreira y tuvo la garra, el coraje y la categoría para igualar el duelo con un cabezazo homicida del paraguayo Juan Samudio y sacudir los cimientos del Bellavista, con ese golazo de José Luis Perlaza, que se colgó del cielo para meter un frentazo imparable , que decretó la agónica victoria, cuando expiraba el tiempo adicional.
Fue un triunfo logrado con el corazón. Con ese espíritu guerrero inclaudicable, que adorna mil páginas de su brillante y rica historia. Barcelona le hizo una precisa y mágica gambeta al ‘fantasma del descenso’. Vuelve a respirar, ayudado también por los resultados negativos que sufrieron los equipos manabitas, Manta y U de Portoviejo, que forcejean en esa lucha atosigante para huirle al precipicio del fracaso.
La victoria en Ambato es una cachetada para ese ‘ejército de sufridores’, que sueñan con el descenso del ídolo. Para aquellos afiebrados, que hilan fino, señalando que el rendimiento de Macará, deja una estela de dudas. Barcelona ganó con jerarquía, con ese sello histórico, que sólo exponen, los ‘mimados del pueblo’.
No es cierto, que el equipo ‘guaytambo’, se hizo el distraído. Esa percepción solamente la pueden ver los ojos envenenados de los agentes del mal. Aquellos envidiosos que se revuelven en la desgracia ajena, tratando de lavar sus propias penurias de sufrimiento.
Lo doloroso es, que en el mismo seno del club, en la dirigencia opositora, existen almas envenenadas, que apuestan al fracaso, para acomodarse en la conducción y exponer su rol de ‘mártires y salvadores’.
Afortunadamente, la hinchada ya los tiene plenamente identificados. Me alegro por la electrizante victoria. Me alegro por el indomable ‘Pocho’ Harb, que le ‘puso el pecho a las balas’ y apostó todas las fichas a este equipo, al que los maliciosos trasnochados ya lo daban por muerto. Se equivocan, los ídolos nunca mueren. Siempre flotan en la hora adversa.
Me alegro por José Luis Perlaza, resistido a muerte por un sector de la hinchada. Me alegro por el ‘Mágico’ Samudio, por el argentino Oyola, que manejó los hilos y derrochó talento. Por el capitán Fernando Hidalgo, que cada día juega con mayor prestancia, asumiendo el papel trascendente, que conlleva portar el glorioso brazalete, que encumbró a célebres jugadores de la institución canaria.
 ¡Eres grande Barcelona.  Grande de verdad!. Quedan dos finales en el camino. El domingo en la ‘Casa Blanca’, ante Liga y el próximo sábado en el ‘Monumental’ ante la U de Portoviejo.
A dejar la sangre en la cancha, que en las tribunas, esa hinchada generosa y fiel se encargará de configurar el marco de solidaridad y apoyo. La gloria los espera, porque aun es posible calificar a la liguilla. Está dicho.
Por: Raúl Cruz Molina

Por ccarrera