13 mar (EFE).- El presunto autor intelectual del asesinato del cantautor argentino Facundo Cabral, el costarricense Alejandro Jiménez, alias «El Palidejo» y capturado el domingo en Colombia, fue expulsado hoy del país y enviado a Guatemala, tras una «interrupción momentánea» de esa gestión.
La entrega de Jiménez por parte de Colombia se suspendió algunas horas a petición de Costa Rica, que solicitó garantías de que su ciudadano no será condenado a muerte en Guatemala en caso de ser encontrado culpable por el asesinato de Cabral en julio de 2011.
Si bien un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores colombiano reconoció que se registró esa «interrupción momentánea» de la gestión de entrega, se superó hoy mismo después de que el Gobierno de Guatemala hiciera llegar a la cancillería colombiana la documentación que hacía falta.
«El avión salió de Bogotá y está rumbo a Guatemala», remarcó la fuente oficial.
El portavoz de la Policía Nacional de Colombia, Alberto Cantillo, explicó a Efe que aunque se barajaban varios países centroamericanos como destino de la expulsión se optó por Guatemala porque sus autoridades fueron las únicas que lo reclamaron.
«Aunque ‘El Palidejo’ tiene también delitos cometidos en Costa Rica, las autoridades guatemaltecas fueron las que pidieron al detenido», aclaró Cantillo, poco después de que el Gobierno colombiano hubiera incluido entre las posibilidades también a Panamá, de donde procedía Jiménez cuando fue detenido en una embarcación en aguas del Pacífico.
Poco antes de su expulsión, el fiscal general de Costa Rica, Jorge Chavarría, había anunciado a sus pares colombianos que su intención era que el detenido fuera entregado a Guatemala para que fuera juzgado en ese país.
Las gestiones diplomáticas abordadas por la cancillería colombiana sobre la situación de Jiménez tomaron tan sólo una mañana, durante la cual «El Palidejo» fue presentado ante los medios locales e internacionales en Bogotá.
El detenido apareció vestido con un polo a rayas azules y blancas, pantalones tejanos y chaqueta azul.
La Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol) había emitido en su contra una circular roja, de busca y captura, en 190 países, a petición de Costa Rica y Guatemala, donde está acusado de lavado de dinero y del crimen de Cabral, respectivamente.
Las pesquisas de la Policía apuntan a que los planes de «El Palidejo» en Colombia eran «realizar actividades de narcotraficante» con la banda criminal de Los Rastrojos, además de escapar de la persecución que afrontaba por el homicidio de Cabral.
En Colombia, según el director de la Policía Nacional, el general Óscar Naranjo, «los hermanos (Javier Antonio y Luis Enrique) Calle Serna (líderes de Los Rastrojos) le estaban facilitando alguna cobertura mientras él se desplazaba al sur del continente para evadir esta persecución en Centroamérica y el Caribe».
Según las autoridades costarricenses, los nexos de Jiménez con el narcotráfico no sólo lo vinculaban a Colombia, pues era supuestamente el enlace del cártel de Sinaloa, encabezado por el mexicano Joaquín «El Chapo» Guzmán.
Las investigaciones de las autoridades de Guatemala determinaron que el atentado en el que resultó muerto Cabral, cometido el 9 de julio de 2011, iba dirigido contra el empresario nicaragüense Henry Fariña, quien resultó herido de gravedad, en un ataque que al parecer fue ordenado por «El Palidejo».
Según las autoridades, Fariña era amigo de Jiménez, con quien tuvo discrepancias por dinero y que «El Palidejo» buscó zanjar con ese atentado.
El costarricense de 38 años fue detenido en Bahía Solano, población colombiana sobre las costas del Pacífico y cercana a la frontera con Panamá.
Naranjo aclaró que un informante alertó el sábado del viaje de «El Palidejo» desde Panamá, por lo que la Policía avisó a la Armada, que interceptó la embarcación en la que viajaba junto a dos colombianos, que fueron puestos en libertad.
Aunque al principio se presentó como un ciudadano colombiano con documentación falsa a nombre de Carlos Emiro Cardona, los cruces de información con las agencias policiales centroamericanas permitieron conocer su verdadera identidad.
Los tatuajes en el cuerpo fueron un factor determinante en las tareas de identificación de Jiménez, ya que «estaban registrados como un sello de identidad de este individuo», según el general Naranjo.
Fue de forma específica la serpiente de su brazo derecho la que permitió corroborar con las autoridades costarricenses su plena identificación. EFE