26 feb (EFE).- Sentado en su butaca del teatro antes llamado Kodak, el mexicano Demián Bichir vio hoy cómo se le escapaba de las manos el Óscar en el último momento, una derrota dulce para un actor que buscando «A Better Life» encontró el sueño americano.
Jean Dujardin se llevó el «chiquitín dorado», nombre que le dio Bichir a la estatuilla, por su papel de actor protagonista en «The Artist» y se impuso al otro favorito según todos los pronósticos, George Clooney («The Descendants»), unas previsiones que ni siquiera contemplaban la victoria del artista latino, ya sabedor de que en la nominación estaba el premio.
Bichir, de 48 años, pertenece a una familia de actores con fuerte vinculación teatral y desde muy pequeño aprendió los gajes de un sacrificado oficio que con el paso del tiempo convertiría en su profesión.
Más de una treintena de películas y una decena de series de televisión, formato donde en 1977 comenzó a ganarse la vida con la telenovela «Rina», avalan una prolija trayectoria que le elevó al estatus de estrella en su país. Una fama que necesitó de «A Better Life» para que Hollywood le abriera sus fronteras de par en par.
Tras conocerse su candidatura en enero, Bichir pasó a ser una de las personas más buscadas por la prensa tanto en México como en EEUU y su nombre resonó en todas partes hasta llegar a eclipsar al de sus colegas nominados (George Clooney, Brad Pitt, Jean Dujardin y Gary Oldman) en redes sociales como Twitter.
«Estoy abrumado», confesó agradecido el actor en medio de la vorágine que antecede a cualquier gala de premios Óscar.
Ese mismo Bichir que con 22 años buscó fortuna en Nueva York donde trabajó ilegalmente en un restaurante fue quien el pasado 6 de febrero bromeaba con Clooney y con Pitt, de tú a tú, antes de compartir con ellos una suculenta comida con toda la sofisticación de Hollywood.
«Esto cambiará su carrera», dijo Clooney, buen conocedor de los entresijos de la industria del cine, al ser preguntado por el impacto que la nominación tendrá en el futuro de Bichir quien ha tratado de refugiarse del ajetreo de los Óscar «Nadando con tiburones», obra de teatro en la que trabaja actualmente.
El actor, no obstante, no ha podido escaparse de múltiples alfombras rojas y galas de Hollywood en las que optaba a un premio, como los Spirit o los SAG, donde se dejó ver con su novia Stephanie Sherk, con la que también estuvo en un lugar privilegiado en la Semana de la Moda de Nueva York hace unos días.
Dicen quienes han pasado antes que Bichir por la experiencia de una nominación a los Óscar que se necesita tiempo para asimilar todo lo que sucede alrededor de esos galardones ya que los nervios y una apretada agenda apenas permiten saborear el momento.
Bien es cierto que Bichir, a pesar del esmoquin y el glamur que le rodeó durante las últimas semanas, no se olvidó de los miles de inmigrantes que trabajan clandestinamente en EEUU y buscan su sueño americano, igual que su personaje en «A Better Life» e igual que él mismo hizo cuando era joven.
El mexicano quiso aprovechar su popularidad para ejercer como su portavoz.
Una prueba del efecto de una candidatura al Óscar es que el actor, junto con el director del filme Chris Weitz, pudieron llevar a la Casa Blanca el mensaje de su filme que evidencia el drama migratorio. EFE