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16 feb.- La UNESCO aseguró hoy haber invitado a WikiLeaks a participar en la conferencia sobre el futuro de los medios que se celebra hasta mañana en París y rechazó de lleno la acusación de censura hecha por su fundador, Julien Assange.

La Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) subrayó que este encuentro, titulado «El mundo de los medios de comunicación después de WikiLeaks y ‘News of the World'», fue pensado para hablar del contexto actual y no de esos dos casos ya tan debatidos.

En esta conferencia, el abogado Geoffrey Robertson, gran especialista en los medios del Reino Unido y consejero jurídico de Assane, resumió los principios generales que deben regir en casos como el de WikiLeaks.

Si se habla de procesar penalmente a Assange, dijo, habría que ver muy bien sobre qué bases, pues el papel de la prensa siempre fue conseguir información y divulgarla; otra cosa sería, añadió, si se probase que hubo algún tipo de fraude o de conspiración, para incitar a los militares a filtrar informaciones.

Tanto él como otros participantes destacaron que el actual Gobierno de EEUU -que aún examina la posibilidad de querellarse contra Assange- es el más represivo en la materia desde 1945.

La profesora de la Universidad de Minnesota (EEUU) Jane Kirtley aseguró que en su país se están poniendo las bases para que un próximo caso WikiLeaks planteé menos problemas jurídicos.

«Los Estados deberían tener menos secretos» y les incumbe a ellos la responsabilidad de protegerlos, pero si no lo consiguen, «no deben en ningún caso responsabilizar de ello a los periodistas», destacó el jefe de la sección de los Medios y la Sociedad de Información en el Consejo de Europa, Jan Malinowski.

Frente a la «amenaza creciente contra la libertad de expresión y los medios» la respuesta está «muy clara» y hay que reforzar la libertad de expresión, añadió Malinowski, contrario a la idea de nuevas regulaciones a raíz de casos como los de las escuchas prohibidas del diario británico «News of the World», dada la legislación ya existente.

«Toda reglamentación es una manera de interferencia» y toda interferencia debe responder a un objetivo legítimo, estar justificada y ser proporcionada; la cuestión, en especial en este contexto de abundancia y sobreabundancia de medios, «es de ética periodística, no de reglamento», y de ella deben encargarse los medios, salvo necesidad muy especial, añadió.

Si un texto de ley «va contra la libertad de expresión, es antidemocrático», mantuvo Jan Malinowski quien recordó que el Consejo de Europa adoptó en 2007 una declaración en favor del periodismo de investigación y pidió a los Estados «abstenerse de crear obstáculos a periodistas que buscan información», sino, al contrario, «facilitarles su trabajo» y «respetar su independencia».

El consejero de la relatora para la libertad de expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA, Michael Camilleri, examinó cómo el derecho internacional y las instituciones internacionales pueden apoyar y mantener la libertad de expresión.

Recordó, en este punto, que «la caída de un tirano no significa de inmediato una prensa libre», y citó entre otros ejemplos las leyes de desacato que en ciertos países de América Latina y el Caribe, como el Ecuador, protegen a altos funcionarios con sanciones penales y multas desproporcionadas.

Para el periodista español Borja Bergareche, corresponsal del diario «ABC» en Londres y consultor europeo del Comité de Protección de Periodistas, WikiLeaks o sus dirigentes «ya no son la cuestión, ya no importan», lo que importa es en qué medida «el mundo que nos han dejado es diferente», comentó a Efe.

Toda la mesa, resumió, coincidió en que WikiLeaks y el escándalo de las escuchas británicas no fueron «ni el fin del mundo, ni el principio de algo nuevo», solo aceleraron fenómenos ya existentes. EFE

Por ccarrera