La dolorosa crisis que el Ecuador vivió hace diez años, obligó a muchos compatriotas a migrar. Ese es el caso de Gerardina Valarezo, quien quiso contarnos su historia.
» Mi esposo y yo, teniamos nuestro negocio. Nos dedicabamos a vender todo tipo de mercadería y nos iba muy bien.
Todo cambió con la crisis del 99, cuando se declaró el feriado bancario y mucha gente perdió sus ahorros. El dólar, subió de una forma impresionante y casi todos nos fuimos a la quiebra.
La gente se quedó sin dinero y las ventas decayeron mucho. Mi negocio, ya no me producía. Todo lo contrario me ocasionaba pérdidas.
No tuve otra opción, que irme a España. Primero viajamos mi esposo y yo. Después fueron mis hijos, mis nueras y nietos.
Realmente vivo muy tranquila. Me dedico a limpiar casas y oficinas. Me pagan diez euros la hora y gracias a Dios nunca me falta trabajo.
Por el momento mi esposo se encuentra en el paro, pero estoy segura de que se trata de algo pasajero. Es verdad que España vive una crisis muy fuerte y que hay mucha gente desempleada, pero hay que tener paciencia.
La situación para mi familia, no es tan complicada, pues entre todos nos ayudamos. La cosa se pone difícil para los migrantes, cuando viajan solos y no tienen quien les apoye.
Por más que pase el tiempo, siempre se extraña la tierra de uno. Hay cosas que no se olvida, como la familia, la vida de barrio, la sencillez y la alegría.
Cuando uno está lejos, lo que más se extraña es la comida. No tienen idea de todas las noches que soñé que me comía un cuy con papas y salsa de maní. Los platos europeos son sabrosos, pero jamás se podrán comparar con una guatita o un yaguarlocro. Pero bueno, ahora que vine a pasar vacaciones me di todos los gustitos.
Por el momento, no tengo planes de regresar a mi patria, prácticamente tengo mi vida hecha y ya estoy acostumbrada.Mi hija menor está estudiando en un buen colegio y la educación española es muy buena. Me gustaría que estudie la universidad allá. Es mi gran sueño».