Esta anomalía ha sido una cuestión de toda la vida.
El Presidente ha criticado en su último enlace sabatino, los alimentos que se expenden en los centros educativos. Tema en el cual no recibe contradicción, pero más allá de la crítica, se debería contrarrestar un problema generalizado desde la cúpula gubernamental. Quizá deba considerarse como un tema de salud pública, pues la mal nutrición de los niños, no siempre se deriva de los estratos pobres, sino más bien de la mala alimentación que reciben. Debería regir un decreto que restrinja la mayoría de comida chatarra en establecimientos públicos y privados. El control de las autoridades de salud, sería uno de los mayores pasos en pro de una niñez con las herramientas necesarias para ser grandes líderes y profesionales.