El pago de impuestos prediales y la matriculación de automóviles son algunas de las cosas que como buenos ecuatorianos, dejamos para el final del año, cuando tuvimos tiempo suficiente para hacerlo.
Las interminables colas en la última semana del año ponen a cualquiera de mal humor. Entonces nos quejamos de la mala atención, de la lentitud de los sistemas. Culpamos a las entidades por nuestros descuidos. Es necesario cambiar este tipo de idiosincracia, dejar esa imagen de poco responsables y poco diligentes.
Así todos tendríamos la oportunidad de hacer todos los papeleos sin mayores problemas y aglomeraciones.
Un año se termina y así mismo renace la oportunidad de mejorar, desde nosotros mismos, un sistema del que siempre nos quejamos.