La Conferencia Episcopal Ecuatoriana ha condenado un artículo del nuevo Código Penal, en el cual se prohíbe a los ministros religiosos abogar por uno u otro partido político.
Esto resulta complejo, pues no hay que negar que los religiosos siguen siendo ciudadanos como todos los demás y tienen derecho a expresar su inclinación política.
Por otro lado, es indiscutible que las prédicas religiosas son la herramienta de persuasión más contundente, por lo que sería bueno poder desvincular estos dos aspectos, que tanto enfrentan a los seres humanos. Quizá en el nuevo Código Penal deberían especificarse los espacios en los que ministros religiosos puedan exponer sus ideologías políticas. Es importante dejar de pensar en la gente como una masa inamovible.