Conray Murray aseguró que Jackson se auto suministró una dosis de medicamentos que lo mató. Su familia pide justicia. El litigio arrancó.
El juicio para esclarecer el motivo de la muerte del ‘Rey del Pop’ ha comenzado y en el banquillo se sienta el principal sospechoso: su médico de cabecera, Conrad Murray. Tensión, imágenes escabrosas, un audio inédito y muchas lágrimas son los ingredientes de este mediático y morboso litigio que no ha hecho más que empezar.
La acusación lo tiene claro: “La muerte de Jackson fue un homicidio”. El letrado David Walgren y su equipo han aportado pruebas incriminatorias contra el médico.
La primera de ellas fue un vídeo del artista bailando en el Staples Center de Los Angeles, apenas horas antes de su muerte, lo que desató las lágrimas de la madre de Jackson.
La sala también se sobrecogió, cuando se proyectó la imagen del cuerpo sin vida del Rey del Pop postrado en una camilla, momento aprovechado por la acusación para cuestionar el porqué de semejante cambio radical en tan poco tiempo.
El abogado de la Defensa, Ed Chernoff, afirmó que fue el propio Jackson el único responsable de su muerte, ya que ante la negativa de Murray a suministrarle más somníferos, decidió ingerirlos por su cuenta.
Conrad Murray no pudo contener las lágrimas, cuando Chernoff detallaba cómo el cantante ingirió dos miligramos de píldoras de Lorazepam y se inyectó una dosis de propofol, algo que fue “una tormenta perfecta de drogas que le mató al instante”.
Al parecer, el músico estaba desesperado por culpa del insomnio. Su médico se negó en rotundo a darle la medicación que él le estaba pidiendo, por ello “cometió un acto que causó su propia muerte”. La mezcla de somníferos fue tan potente, que “murió tan rápido que no le dio tiempo a cerrar los ojos”, decía el abogado de Murray.