Ésta ha sido una de las mayores falencias, más que como periodistas, como personas en general. La opinión ha sido utilizada para insultar a los que no están de acuerdo con lo que expresamos.
Por supuesto que la opinión es libre, pero debe ser consensuada y vertida sin términos insultantes.
Cuando se pisa este camino, es una pelea sin ningún provecho. La opinión precisamente, debe dar luz a las argumentaciones, a la investigación y no limitarse a reflejar un desacuerdo.
No es posible sostener una desaprobación, sin escuchar la posición contraria. La verdad resulta relativa en muchos casos, la razón mucho más. Quizás estemos de acuerdo en varos temas, pero los enfocamos diferente. Hay que aprender a escucharnos.