Varias semanas se han extendido las protestas por parte de los estudiantes chilenos. La exigencia no es nada exagerada, solo están pidiendo el acceso a una educación integral e integradora, que deje de ser elitista y sobre todo que deje de ser un negociado para unos pocos.
El presidente Piñeira ha echo caso omiso a los pedidos de varios frentes estudiantiles y obreros. Esto era lo que le auguraba a un régimen de derecha que prometió mejorar los procesos de la izquierda antecesora. La desprivatización de la educación es elemental para el desarrollo de un país y sobre todo para conseguir un equilibrio de derechos.
Donde los pueblos no tengan que pelearse entre ellos mismos por escasas oportunidades de progreso personal y colectivo.