Unas 100.000 personas se tomaron las calles de varias ciudades de Israel para exigir cambios radicales en las políticas sociales.
Es la crisis interna más grave de los tres años de legislatura de Benjamín Netanyahu. Ni sus promesas de reformas, ni los incentivos a la vivienda prometidas por el Gobierno contentan a estudiantes y jóvenes que piden justicia social.
Bibi, como se conoce a Netanyahu, fue el protagonista de muchas de las pancartas que pudieron verse en varias ciudades del país que atendieron la convocatoria realizada a través de Facebook por una estudiante.
Las autoridades no hallan la solución a las revueltas. Ni las 10.000 nuevas viviendas para estudiantes prometidas por el Ejecutivo, ni la rebaja del 50% en el precio de los terrenos públicos que salgan a concurso, parecen contentar a los indignados.
En este fin de semana de protestas se les unieron en Jerusalén, además, los gays, que celebraron su desfile anual, y los médicos, que mantienen su propia batalla con el Gobierno, debido a la creciente precariedad de la sanidad pública.
Además se les unieron ciudadanos árabe-israelíes y donde tomaron fuerza lemas contra la ocupación militar de Cisjordania y a favor de la solución del conflicto.