Antes de que comiencen las prácticas de Nacional, en el complejo de Tumbaco, se puede observar a un personaje muy peculiar, ordenando y coordinando la vestimenta de los jugadores, con una rigurosidad casí innata. Vestido con el calentador del club y con un gesto alegre en su rostro, Manuel Cortéz, alista los uniformes desde hace 44 años en la entidad militar.
LLEGÓ MUY JOVEN
Con alegría y bromeando acerca de su edad con los jugadores del primer plantel, este quiteño de 61 años, cuenta que llegó a Nacional cuando tenía 15 años por casualidad del destino.
En 1967, el jóven Cortéz miraba la práctica del plantel ‘militar’ en el cuartel Epiclachima, mientras sostenía unas revistas Estadio, que en aquella época las vendía. “Un directivo se acercó y me pidió que les compre unos sanduches a los jugadores de aquel entonces. Lo hice, y luego le solicité al presidente de ese tiempo que me deje trabajar en el club”, recuerda con nostálgia.
SU VIDA EN NACIONAL
Mientras se acomoda sus lentes, a su mente vienen momentos imborrables. Con la voz fuerte y cálida a la vez, relata que siempre tuvo buena relación con todos los futbolistas que han pasado por la institución. Comenta que uno de los que más recuerda es Marcelo Cabezas, ex volante criollo, con el cual tuvo una gran amistad.
Menciona que los recuerdos más lindos que le ha dejado esta profesión han sido los títulos que consiguió el equipo. Mirando el camerino, indica que uno de sus mejores momentos fue cuando Nacional derrotó en la final a Barcelona en 1982, en el Bellavista de Ambato.
Ahí acompañó a Orlando Narváez, lateral derecho de aquella plantilla, cuando se fue arrastrando de rodillas hasta la boca del túnel del estadio ‘Bellavista’, en señal de agradecimiento a la hinchada por su apoyo en el campeonato.
Relata que en la actualidad también ha tenido la oportunidad de compartir alegrías con la nueva generación de futbolistas. Es el caso de Pedro Quiñónez, jugador que pasó por el club, a quien acogió en su casa, cuando formaba parte de las divisiones inferiores.
UN ARDUO TRABAJO
Cortéz es un hombre ligado al fútbol. Desde que era adolescente se unió a las inferiores de Liga de Quito, y cuando comenzó a colaborar con los ‘puros criollos’, también jugó algunos partidos en las formativas.
Sin embargo se dedicó a ser utilero. Puntualiza que su labor es de mucha responsabilidad. “Hay que tener todo listo. Los uniformes para toda ocasión y estar pendiente de lo que necesita el equipo”, señala.
Cortéz es el profesional de más experiencia entre los utileros ecuatorianos. Entre sus metas, está cumplir 50 años, junto al cuadro rojo, que le ha dado todo y al cual le ha entregado sus mejores días en casi medio siglo.