Los abusos de la FEF enervan al país futbolero

Por Raúl Cruz Molina 

Lucho Chiriboga es el dirigente más audaz y despierto que ha nacido en este vapuleado fútbol.
No el más inteligente, ni el más probo, ni el más capaz. Que se entienda bien la afirmación. Y tampoco es el más ganador, ni el Mesías, como pretende hacerle creer a la gente por las clasificaciones a los Mundiales de Japón- Corea 2002 y Alemania 2006.
Es un hombre afortunado, que encontró en el camino de su tarea en la FEF, a la generación más brillante de jugadores que nacieron en esta tierra, como alguna vez les pasó a Perú, a Colombia y a Bolivia. Nada más que eso. Lo demás es puro verso, acolitado por una ‘bola de limosneros’, que han recibido prebendas a doquier, extraídas de bolsillo ajeno.
Toco el tema, porque fastidia su soberbia, que alcanzó el punto máximo, tras la dolorosa derrota ante Venezuela, que nos colocó al borde del KO en la Copa América. No más terminó el partido, Chiriboga comenzó a repartir el ‘pastel de las culpas’, apuntando para todos los ángulos, sin dejar títere con cabeza y poniendo especial énfasis, en que la presión del periodismo al insistir en la convocatoria de jugadores que ya habían cumplido su ciclo, era el punto determinante que había provocado la caída tricolor.
Manoseó a jugadores históricos, como Méndez y Reasco, dejandolos como inservibles que no aportan nada a la tricolor en la justa argentina. Se desbocó contra el resto de la plantilla por su falta de alma y espíritu combativo y remeció a placer, la capacidad, que tantas veces alabó, a su consentido Reinaldo Rueda, al que descalificó y amenazó con medidas drásticas, que apuntan a su despido inmediato.
No es la primera vez, que el pope de la FEF, encuentra en cuerpo ajeno, la  curva maqueavélica para lavar sus errores. La actuación de la selección en Argentina, no es más que la triste consecuencia de un proceso preparatorio, que arrojó resultados deficientes y que él se apuró a aprobar, respaldando al DT colombiano y enfatizando que la FEF trabaja con seriedad y honestidad, muestras que, antes que virtudes, son una auténtica obligación para quienes ejercen altos cargos. Digo que no es la primera vez, porque tras las eliminatorias y al regresar del choque final ante Chile, lanzó a Sixto Vizuete a los leones, distrayendo todos los dardos que apuntaban a su equivocada conducción, al entregarle a un DT, en ese tiempo imberbe, semejante carga de responsabilidades.     
Chiriboga tendrá que aceptar, que él eligió a dedo a Rueda, y alardeaba cuando lo contrató, que había configurado una jugada maestra de su sello. El tiempo y el trabajo deficiente del DT cafetero, ahora dicen todo lo contrario.
También es preciso enfatizar, que Chiriboga prolongó la contratación del sustituto de Vizuete, el tiempo que se le dio la gana, cuando la afición y el sector independiente del periodismo, clamaban la urgente incorporación, en homenaje al tiempo, que se vino en encima sin compasión, cuando el equipo que ahora está en la Copa América estaba en soletas. Chiriboga se ha acostumbrado a manejar a los técnicos a su antojo.
Lo hizo recientemente en el Sudamericano Sub 20, ordenando al pobre de Vizuete, las modificaciones que debía realizar.
Lo repitió con la Sub 17, desautorizando públicamente al novel y confuso Javier Rodríguez. Ahora pretende realizar la misma maniobra, adecuando a sus ideas, la formación que saltará a la cancha frente a Brasil. Si Rueda acepta esas insinuaciones a raja tabla, y cumple las órdenes, será mejor que de un paso al costado y extienda la renuncia irrevocable. Un técnico de pacotilla, vulnerable, endeble y sin carácter, está claro que no le sirve a la selección. En ese caso, sería preferible, que ‘Luchito’ Chiriboga, con sus facultades de ‘todoterrreno’, agarre el silbato y salte a la cancha como DT, vista su capacidad para cobrar el corner y cabecear a la vez.
Rueda ha demostrado que es influenciable. Le ‘metieron de agache’, tres jugadores de escaso relieve, que son manejados por José Luis, hijo del jeque de la FEF. Si Chiriboga se llena la boca, diciendo que trabaja con seriedad y honestidad, ¿porque permite y propicia semejantes atropellos? El país futbolero está enervado por tantos abusos.

(RCM)