Algún día tenía que explotar la bomba del déficit. El fútbol argentino está envuelto en llamas. Los números son alarmantes y la falta de recursos ha obligado a la postergación indefinida del torneo. Las críticas llueven desde todos los costados para el titular de la AFA, Julio Humberto Grondona, al que los circulos dirigenciales apuntan como el principal responsable de la dolorosa debacle.
Juan De Stéfano, ex dirigente de Rácing, es su más duro fustigador. Sin ponerse colorado, dijo en los micrófonos de Radio Continental, que «Vito Corleone», así textualmente se refiere a Julio Grondona, «es el culpable de este trago amargo».
«Hace mucho anticipé este momento trágico», apuntó De Estéfano, y acotó que Grondona se preocupa más de su enriquecimiento personal, que de los intereses de los clubes y de la AFA.
Puntualizó, que «Vito Corleone, es un nene de brazos, al lado de Julio Grondona», agregando que el eterno titular de la AFA, es ahora un empresario muy pudiente, reseñando que cuando llegó a la butaca mayor del fútbol argentino, en 1978, postulado por la dictadura militar, su ferretería, su único negocio y fuente de mantención, estaba en bancarrota.
PELIGRO GENERAL
El tema hace relación al inminente peligro, que corre el fútbol por estos lares y obviamente en ese espectro, tiene su escaño el balompié nacional. No es una calumnia, sino miremos la agonizante situación que tienen varios clubes. Barcelona, el equipo más popular del país, sobrevive entre algodones. Desde hace mucho tiempo está en terapia intensiva, esperando el auxilio de pudientes, que cansados de meterse la mano al bolsillo y de no obtener efectos retroactivos personales terminan en despavorida huída. Aucas, es la reafirmación del concepto. Abatido por la falta de recursos, forma planteles paupérrimos. Agoniza en la tabla y en los libros de cuentas. Es un auténtico mendigo del fútbol. El caso de Nacional también es durísimo. El en otros tiempos poderoso de la geografía futbolística, en sus arcas y en sus conquistas, ahora es una caricatura que se mueve con tibieza y sufre en lo económico, más después del retiro de miles de socios de las Fuerzas Armadas, que en el pasado contribuían obligatoriamente.
Son ejemplos puntuales para no extendernos en el análisis particular de las restantes instituciones, que igualmente se mueven en las arenas de la necesidad. Se salva Liga, cuyos resonantes éxitos internacionales, le abrieron las puertas del dinero grande, que el «Clan Paz» maneja con extrema cautela y enorme celo.
UN MUNDO FASCINANTE
Salta una reflexión: Las federaciones nacionales y los jugadores, en su gran mayoría son los nuevos ricos. Los pobres, los necesitados, los que caminan por las brasas del ahogo financiero son los clubes. Es que la responsabilidad es enorme y el reparto, supremamente injusto. Es hora de revisar esta cruenta política. Lo que no entendemos, es el despilfarro grosero de las federaciones. Gastan el dinero a borbotones. Arman viajes cargados de «maletas con ojos», montan festejos hipócritas, extienden condecoraciones inmerecidas, publican libros autopromocionando sus supuestos logros, mientras los clubes se desangran.
URGE FISCALIZAR
Sería bueno fiscalizar los millonarios ingresos y analizar los egresos. Hay como dice De Stéfano, el implacable ex directivo de Rácing, una ola de nuevos potentados a costa del fútbol. Es una obligación, repasar el pasado económico de algunos dirigentes y establecer la meteórica curva financiera, que actualmente acompaña sus cuentas bancarias.
Llegaron «casi chiros, y ahora tienen todos los chiches». Todo en nombre del bendito fútbol, convertido en un botín incomparable.
Un cambio global es la premisa. Es hora de sacar de la palestra a tanto avivato, por el bien de la actividad que expira, maniatada por las deudas, mientras los audaces se llenan de lujosos pisos en Miami, edificios y múltiples negocios, que manejan astutamente a través de terceros.
Por: Raúl Cruz Molina