En un terreno al sur de Quito, hallaron el cuerpo de Verónica Orbe, quince años después de su desaparición. Sus familiares la velaron.
Para la familia Orbe Aguirre, el encontrar las osamentas de su hija Nancy Verónica, resultó un alivio, pero también el inicio de una lucha legal para encontrar a los responsables del violento hecho.
“No descansaré hasta que la luz de la justicia brille para mi familia”, señaló Hernán Orbe, padre de la desaparecida.
Verónica salió de la casa de su novio, el 25 de abril de 1996. Desde ese día nadie volvió a saber nada de ella. Sus padres realizaron las investigaciones de ley. Inculpando de la desaparición de su hija, a su novio Stalin Padilla, quien después de cumplir un año de prisión y al no existir los restos de Orbe, fue declarado inocente por falta de pruebas acusatorias.
Los restos de la joven fueron hallados en el sur de Quito, por una moradora de la zona que había cavado un hueco para enterrar un ternero que se enfermó y murió. Los exámenes de ADN revelaron que en un 99%, el rastro genético de los huesos tenían compatibilidad con la sangre de Hernán Orbe y Yolanda Aguirre, padres de Verónica que hoy tendría 37 años de edad.