Miles de personas que realizan trabajo doméstico, especialmente mujeres, han sufrido algún tipo de maltrato o discrimincación por parte de quienes las contratan.
Si bien es cierto, los derechos laborales se han tomado en cuenta en la última consulta popular, no se han pronunciado sobre sus derechos humanos.
Las personas que tienen posibilidades de pagar a alguien, para que les ayude en las tareas del hogar, muchas veces se toman este privilegio como pretexto para humillar y menospreciar a sus empleadas. Esto debería cambiar, porque este trabajo es como cualquier otro. Es más, debe ser más apreciado, dado el hecho de que son personas que se ocupan de tareas que requieren de mucho esfuerzo y que en la mayoría de veces no tiene horario fijo. Entonces, la necesidad de un sueldo, les obliga a seguir soportando ofensas.
El Ministerio de Relaciones Laborales debería ampliar sus acciones hacia este sector para velar que se respeten los derechos de las trabajadoras del hogar.
