Ayer se celebró el día del donante de sangre, con un saldo en contra, pues sólo un 2,5% de los ecuatorianos ha sido donador alguna vez. No tenemos cultura de donación. Quizá hemos aprendido tanto a pensar en nosotros mismos, que nos olvidamos que con unas cuantas pintas de sangre podríamos salvar la vida a muchos. Así mismo sucede con los órganos. Existen miles de enfermos a la espera, para poder beneficiarse de un donante. Tienen que esperar meses y hasta años, hasta cuando ya es demasiado tarde. Entonces como dice el dicho: “hoy por ti, mañana por mí”, algún día podríamos tener una necesidad vital y como podríamos esperar que alguien nos ayude, si no hemos sido capaces de ser solidarios con los demás. Es hora de dejar individualismos atrás, para tener una sociedad menos conflictiva y con más esperanzas de vivir. Lastimosamente se han perdido estructuras ancestrales como la comunidad, donde todos se daban la mano para un fin en común. Es evidente, cada vez somos menos humanos.
