Jue. Sep 19th, 2024

El deporte ecuatoriano más genuino, el ecuavóley, se expande más allá de sus fronteras gracias a los tres millones de ecuatorianos que migraron del país equinoccial exportando sus costumbres.

Esta variante del voleibol es, tras el fútbol, el deporte más practicado del país, y sin ser considerado profesional, mueve miles de dólares en apuestas y a muchísimas personas de todas las edades.

El ecuavóley se diferencia del voleibol porque se juega tres contra tres, con una pelota de fútbol del nº5, la red a 2,75 metros de altura, y a dos sets de quince puntos, en los que para puntuar se debe ganar el saque y la siguiente partida.

En España, Italia o Estados Unidos el ecuavóley forma parte de la vida de muchos inmigrantes ecuatorianos, que ven en el deporte una forma de mantener su identidad.

En Barcelona, por ejemplo, entre 500 y 600 personas lo practican, según dijo a Efe Gabriel Caizaguano, presidente de la Asociación Ecuatoriana de Ecuavóley de Cataluña, la primera de España.

«El proyecto del ecuavóley está dirigido a la integración. Esperemos que la administración pública deje integrarnos y dar a conocer a la gente catalana este deporte para que participemos todos», afirmó.

Esta asociación pretende fomentar la creación de equipos y una federación en España, un país donde residen más de 400.000 ecuatorianos y que cuenta desde el año pasado con un torneo de ecuavóley en el barrio madrileño de Aluche.

En otros países europeos, esta práctica también ha arraigado. Desde 2008, por ejemplo, se organiza en Génova un Campeonato Europeo de Ecuavóley, en la que han participado delegaciones de Inglaterra, España, Suiza e Italia.

Este deporte no se considera profesional en su propio país, pero la falta de una federación y una liga no impide que movilice a miles de personas, quienes abarrotan las pistas de sus barrios de pasión deportiva y de dólares.

«En el ecuavóley hay mucho dinero por el medio. Desde una cerveza por cabeza hasta encontrar apuestas de mil dólares. Es impresionante el flujo de dinero que existe dentro y fuera de la cancha. Los espectadores apuestan mucho dinero», señaló el presidente de la Federación Ecuatoriana de Voleibol, Jorge Granja.

Para apreciar la popularidad basta con pasearse una tarde cualquiera por el quiteño parque de La Carolina: redes por doquier y partidos con gente de todas las edades, calidad deportiva y poder económico.

«Nosotros lo hacemos por diversión, jugamos durante los almuerzos. Muchas veces nos toca alquilar la red y el que pierde la paga. Esa es nuestra diversión», explicó Osvaldo Ambi, jugador amateur de ecuavóley y trabajador de un supermercado, que desafió a la lluvia para jugar a su deporte favorito.

«En mi barrio el voley es a diario. La gente de barrio es más dura y entregada al deporte, y como es por dinero juegas años y vas adquiriendo más técnica», aseguró Diego Betancourt, un estudiante de 18 años que apuesta un dólar en cada partido para sumarle algo de emoción al juego.

También abundan la picaresca y el oportunismo, según Granja.

«El ‘ecuavolista’ profesional, reconocido en la ciudad, se desplaza los fines de semana buscando a un rival que apueste. Como ya es conocido en la ciudad se va por los pueblos con su pareja de juego. Allí se hacen los tontos, juegan y les sacan la plata. Este es el trajinar del ecuavóley», relató.

La rumorología rodea este juego también en su historia, ya que algunos afirman que empezó hace un siglo y otros aseguran que la práctica nació treinta años después.

Todo apunta a que un grupo de militares ecuatorianos visitó Brasil, descubrió el voleibol y al volver a su tierra implantó el deporte con lo que tenían, un balón de fútbol, y con las reglas a su manera, dando lugar a la creación del popular ecuavóley.

Hoy este deporte cuenta con auténticas estrellas, como el mítico Gustavo Vinces (cuya hija fue Miss Ecuador) y otros iconos con apodos tan curiosos como «El negro Simón» o «El manco».

El Ministerio de Deportes de Ecuador se ha propuesto crear una federación y un reglamento propio, pero es una ardua tarea, ya que se necesitarían 5 clubes federados en 5 provincias del país.

Con o sin federación, el ecuavóley seguirá inundando las canchas de Ecuador y también algunas del extranjero, removiendo emociones y billeteras a cada jugada. EFE

Por ccarrera