En Solanda, al sur de la ciudad, la poca atención de las autoridades policiales ha generado que cada año se incrementen el número de robos y asaltos. En vista de este abandono, los vecinos del lugar tomaron medidas preventivas para resguardarse. Decidieron instalar puertas en las entradas de los callejones del barrio, para evitar que los antisociales se oculten en estos espacios.
Emestina Peñafiel, moradora del lugar, asegura que era cotidiano observar a grupos de jóvenes consumiendo drogas en oscuros recovecos. Marta Villacís, vecina, argumenta que luego de que instalaron el cerramiento particular, el índice delicuencial redujo notablemente.
Comenta que antes ingresaba todo el mundo para arrojar basura y utilizar los pocos espacios verdes como letrina pública.
Pese a que la medida fue acogida por la mayoría de habitantes, hay tres lugareños que se oponen rotundamente, e inclusive pusieron la denuncia en el Municipio, aduciendo que es ilegal que se tomen estas atribuciones.