Desde hace más de un año se instauró el pico y placa en la capital, además de los contraflujos en distintos puntos de la ciudad. En un principio funcionó, aunque no solucionó del todo la caótica vialidad de Quito.
Ahora ya ni eso funciona, pues los atrancones son eternos sobre todo en las salidas del sur de la ciudad. El camino que va por los túneles de San Diego y San Juan son los más caóticos, sobre todo para el transporte público. En este sentido, el mal comportamiento de transportistas y peatones es el que determina esta situación. Estamos acostumbrados a subirnos y bajarnos del bus en cualquier lugar. Se deberían determinar paradas específicas y estratégicas que se respeten y que viabilicen el flujo de los automotores. Las tibias medidas que ha tomado el Cabildo ya han pasado su etapa de funcionalidad, lo que evidencia una vez más, que los paliativos no son suficientes. Eso sobre todo, teniendo en cuenta que vivimos en una ciudad que cada día crece más y más en habitantes y por ende en automotores.
