Érika, 30 años. Soy una mujer pobre y necesito ganarme la vida trabajando. En este momento laboro como mensajera en una oficina y mi jefe abusa de mi necesidad y me explota. Sabe que tengo que mantener a mis dos hijos y que por eso no me puedo dar el lujo de quedarme sin empleo. Mi horario, se termina a las seis de la tarde, pero normalmente salgo a las siete y media. Cuando me atraso cinco minutos, me multa, pero nunca me reconoce horas extras. A veces, no me deja salir a comer y cuando está de mal carácter, me dice inepta. En ocasiones, me toca arreglar su casa y lavar su ropa. Él piensa que soy su esclava y que debo rendirme a sus pies.
Mi querida Érika:
Lo mejor que puedes hacer, es acudir al Ministerio del Trabajo y exponer tu caso. Realmente, es un caso de maltrato y abuso. Deberías buscar otro empleo, donde te traten con dignidad.
Tu amiga Conchita