Lapidaria caída del D. Quito (2-3) y la continuidad del ‘Toro’ Bustos tambalea. La hinchada está irritada.
Es la gota que seguramente derramará el vaso de la paciencia. El azulgrana iba ganando cómodamente por 2 a 0, al minuto 15 de la primera parte y terminó perdiendo el partido ante un Independiente del Valle que encastado, desnudó todos los errores de un equipo que siente el ‘mal de abundancia’ por la impericia de su conductor, que una vez más perdió el libreto y recibió una cachetada dolorosa, que obliga a un urgente replanteo. En menos de cuatro días, regaló cinco puntos. Dos en Riobamba donde también iba ganando por 2 a 0, y recibió el empate en el minuto final y los tres que obsequió en bandeja de plata, ante el once de Sangolquí, que agradeció la ofrenda y se tomó una cumplida revancha, que lastimó a la hinchada chulla, que terminó pidiendo al unísono la salida de Fabián Bustos. Es evidente que ‘El Toro’ ha perdido el norte. Su descontrol, que es evidente, termina contagiando a la plantilla, que fácilmente pierde el orden en la cancha. La dirigencia debe adoptar medidas radicales. Este festín de puntos obsequiados, no puede continuar. Sería un suicidio, que lacere el futuro futbolístico y económico, tras un esfuerzo financiero encomiable. Es claro que el tiempo de Bustos ha terminado. Le falta oficio y jerarquía. Es que un buen técnico no se hace de la noche a la mañana. Era previsible su fracaso y lo dije, antes de que arranque el campeonato. En el fútbol no se inventan magos.
